Gracias al crecimiento de las últimas décadas, Chile ha alcanzado un PIB per cápita de alrededor de US$ 23.563. Sin embargo, algunos señalan que estas cifras no se han traducido en una mejor calidad de vida, afirmación sobre la cual sustentan la hipótesis del malestar ciudadano y del descontento con el modelo económico.
¿Se puede determinar cuál es el nivel de desarrollo social, prescindiendo de las cifras económicas? La respuesta es sí y la entregó la ONG estadounidense The Social Progress Imperative este año, al publicar un ranking de progreso social elaborado en base a la capacidad de los países para satisfacer las necesidades humanas básicas de sus ciudadanos, permitiéndoles mantener y mejorar su calidad de vida y creando las condiciones para que las personas alcancen su máximo potencial.
En el índice de Progreso Social 2015, que incluye a 133 países, Chile ocupó el lugar 35 en la categoría «Necesidades Humanas Básicas» (nutrición, vivienda, seguridad); en «Fundamentos del Bienestar» (salud, educación, ecosistema) se ubicó en el puesto 38; en «Oportunidades» (derechos humanos, libertades políticas y acceso a la educación superior) se situó en el número 21 y en el ranking general de progreso social alcanzó el lugar 26, clasiñcando entre los países considerados con «gran progreso social». En América Latina Chile es el segundo país con mayor desarrollo después de Uruguay.
Estos resultados sirven para reconocer las fortalezas y debilidades del país, manteniendo aquello que ha permitido avanzar y rectificando las fallas. Y también para desechar las infundadas teorías de quienes desean refundar el país.
Carta publicada en La Tercera 30/10/2015