Resulta necesario cuestionar si Estados Unidos busca ayudar de manera real a Cuba en materias de seguridad interna o si este giro de acciones constituye una forma de limpiar su imagen pública frente a otros Estados de la comunidad internacional quienes, en reiteradas ocasiones, han debatido sobre las actividades de este Estado, tanto en Irak como Afganistán.
Con la culminación de la Cumbre de las Américas llevada a cabo en Panamá, Estados Unidos ha optado por hacer una alteración a su política de seguridad sobre Cuba, con lo cual surgen las interrogantes del real propósito de este cambio en su postura. Asimismo, es posible proyectar implicancias para la región y consecuencias directas para la isla cubana.
Desde una mirada Post-Realista, la seguridad de un Estado posee un alcance que trasciende sus fronteras, involucrando a quienes mantengan relaciones diplomáticas. Asimismo, la nueva percepción de las relaciones internacionales se basa en el hecho de que si un Estado gana, los demás pueden ganar también. El juego de suma cero de la Guerra Fría en donde si un país ganaba otros perdían, ya no resulta funcional en la actualidad. Un planteamiento que parece haber comprendido Estados unidos tras años de una firme postura internacional.
Bajo este modelo de relaciones internacionales, la medida tomada por el gobierno de Obama apunta a mejorar el alcance multidimensional de la seguridad, ya no solo entendido como una amenaza física al Estado, sino que también la protección de aspectos como el económico o social.
Desde esta perspectiva resulta racional el que Estados Unidos opte por la supervivencia del Estado Cubano tal como existe en la actualidad.
Sin embargo, resulta necesario cuestionar si Estados Unidos busca ayudar de manera real a Cuba en materias de seguridad interna o si este giro de acciones constituye una forma de limpiar su imagen pública frente a otros Estados de la comunidad internacional quienes, en reiteradas ocasiones, han debatido sobre las actividades de este Estado, tanto en Irak como Afganistán. Además, podemos ver un desgaste por parte de Estado Unidos en su intento por ejercer un control sobre la región, lo que explicaría su cambio de política, debido especialmente a un debilitamiento en su capacidad coercitiva.
Por lo anterior es posible asumir que el cambio de postura frente a Cuba busque el mal menor para la región mas que una ayuda concreta, sustentado principalmente en el estancamiento y debilitamiento de la situación al interior de Cuba y el distanciamiento de esta con la Venezuela de Maduro.
Por otra parte, los pasos a seguir para Cuba apuntan hacia el esfuerzo en la modificación de su régimen hacia una democracia liberal, sin la cual no existe posibilidad de ingresar a la OEA, entre otras organizaciones que promueven la libertad democrática. Como consecuencia de la transformación del régimen, se generarían opciones de ayuda desde la comunidad internacional en materias económicas o sociales. Asimismo, el levantamiento del embargo económico impuesto por Estados Unidos permitiría la integración y desarrollo económico de Cuba,
dada su incapacidad de acceder a créditos por parte del Banco Mundial.
Queda pendiente en el futuro, que Cuba abandone definitivamente el modelo político-económico que no brindó los resultados esperados y llevó a la isla a un estancamiento. En este sentido, el cambio en la política estadounidense, permitirá una reactivación de la economía cubana, brindando la oportunidad de mejorar a futuro la situación de ésta.
Por lo anterior, a futuro es posible proyectar un acercamiento diplomático entre los Estados que potenciaría una mayor integración, fortaleciendo las relaciones existentes entre ambos actores y por ende el resto de la región
Columna publicada el 23/04/2015 en el Centro de Estudios Estratégicos de la Academia de Guerra