El sociólogo y académico, Nicolás Rojas, presentó una investigación que aborda los nuevos patrones migratorios que se observan en Sudamérica y cómo Chile se ha transformado en un polo migratorio que hace necesaria una actualización de la institucionalidad.
Un nuevo encuentro entre empresarios y académicos se realizó el pasado viernes 31 de julio en el campus Ainavillo de nuestra universidad, instancia gestionada por la Facultad de Gobierno y que se enmarca en una serie de charlas sobre temas de contingencia e interés para el país, con especial énfasis en la región del Biobío.
Esta vez fue el turno de la migración, tema que ha tomado relevancia en el último tiempo a nivel internacional por los problemas que han exhibido tanto los países europeos como Estados Unidos en esta materia. El invitado a exponer sobre este asunto fue el sociólogo, académico y Doctor en Sociología, Nicolás Rojas; quien, en conjunto con la Compañía de Jesús de nuestro país, ha llevado adelante una investigación que tiene por objeto comprender de mejor forma los patrones migratorios que se presentan en la actualidad, especialmente en Sudamérica.
Una de las premisas iniciales que constató el invitado es que Chile se ha transformado en uno de los destinos preferidos por los emigrantes sudamericanos, sólo superado por Brasil. Precisamente, son dos países los que han aumentado de manera considerable su presencia de ciudadanos inmigrantes en nuestro país: Haití y Colombia.
Si bien la población de haitianos en Chile está aún por detrás de otros grupos inmigrantes, como los peruanos o ecuatorianos, es destacable su aumento desde el año 2010 aproximadamente. Sin embargo, este crecimiento no ha ido acompañado de estudios que puedan identificar de mejor forma el “perfil” de los ciudadanos haitianos residentes en Chile, mas bien se tiende a caricaturizar de forma prejuiciosa a estos individuos.
Por su parte, los inmigrantes colombianos han sido un grupo que de igual forma ha elevado su presencia en nuestro país de manera exponencial, superando recientemente en el Biobío a la población peruana, la que por años había sido mayoritaria en la Octava Región, así como en todo el país.
No obstante, este fenómeno está en el debate por la precariedad de condiciones que muchas veces deben enfrentar estos inmigrantes a la hora de insertarse en la sociedad chilena y por los prejuicios que deben enfrentar constantemente, dificultades que son el resultado de la nula legislación sobre el tema migratorio que venga a redefinir y actualizar la actual regulación que data de 1975.
Si bien existe la idea a nivel sudamericano de coordinar esfuerzos y mejorar esta situación –que también se repite en otros países– derivada del Consenso de Montevideo, no ha habido hasta el momento un avance real en esta materia por parte de los Estados.
Parte importante del debate que se generó en este encuentro fue el papel de los inmigrantes en el comercio de nuestro país, y específicamente en el Biobío, puesto que muchas veces se piensa que los extranjeros vienen a quitar puestos de trabajo, lo que terminaría afectando a la economía de la región. Sin embargo, tal idea carece de respaldo empírico, puesto que la población inmigrante en el Biobío es todavía poco significativa como para plantear un arribo masivo de trabajadores inmigrantes y, en último caso, su permanencia en el medio respondería a las leyes de oferta y demanda que priman en el comercio.
En datos entregados por el académico, la población total de inmigrantes en Chile alcanza el 2,6%; cifra que si bien representa un aumento significativo con respecto a principios de la década del 2000, está muy lejos del promedio mundial de inmigrantes por país, el cual es de un 3,1%; y mucho más atrás del promedio de los países desarrollados que bordea el 10%; por lo que nuestro país está aún comenzando a experimentar este fenómeno de manera incipiente. No obstante, si se proyecta el actual crecimiento, la tendencia sería acercarnos a las cifras de los países desarrollados, por lo que se hace necesario mejorar la institucionalidad en este tema para garantizar la dignidad de todos los individuos y el desarrollo del país.