Analistas aseguran que la reforma de pensiones deberá esperar ante el impulso que tomó el tercer retiro de fondos de las AFP.
Un agitado primer día tuvo ayer el nuevo ministro del Trabajo, Patricio Melero, dividiendo su jornada entre entrevistas con medios de comunicación y distintas reuniones, incluidas las de carácter interno para conocer al equipo de la cartera y ponerse al tanto de los temas prioritarios.
Así, tuvo contacto con asesores e integrantes de su gabinete, en un ambiente donde trascendió que no habría desvinculaciones y sí se integrarían un par de nombres al equipo en los próximos días.
Uno de los encuentros bilaterales fue con el subsecretario de Previsión Social, Pedro Pizarro, con quien abordó la discusión legislativa de la reforma previsional; y luego fue el turno del subsecretario del Trabajo, Fernando Arab, con quien analizó la agenda legislativa laboral, otro de los focos que el mandatario Sebastián Piñera solicitó a Melero trabajar con fuerza.
Cerca de las 17 horas, Melero se trasladó hasta Teatinos 120 para sostener una reunión con su par de Hacienda, Rodrigo Cerda. ¿El tema? La reforma previsional y el inicio de la negociación de salario mínimo.
Son dos asuntos candentes que dan cuenta de la compleja misión que les espera en pos de impulsar y dar continuidad a la tramitación de la reforma previsional, una discusión legislativa que partió en 2018, pero que poco ha avanzado.
Y ese escaso progreso a 11 meses de que finalice la administración de Sebastián Piñera se ve aún más complejo, dados los crispados ánimos que priman en sectores de oposición, e incluso del oficialismo, en el Congreso.
Una tensión que se ha instalado a la luz de los proyectos para autorizar los retiros de fondos desde las AFP -ahora se debate el tercero- y que podría crecer si la oposición insiste en proyectos como la reducción de la jornada laboral a 40 horas.
‘No va a hacer grandes esfuerzos, porque además de las críticas en la oposición tiene la dificultad del frente interno con el que quedó debilitado con la oposición de RN a su designación’, advierte el académico de la U. Central, Marco Moreno, sobre la reforma previsional, aunque destaca el manejo político de Melero.
Sobre Cerda, estima ‘que si bien pasó la prueba del Bono Clase Media, no tiene una trayectoria política y tiene la tendencia tecnocrática a no ser hábil en política, lo que le genera un flanco en un año fundamentalmente electoral’.
‘La reforma de pensiones es un proceso que al fin y al cabo va a quedar estancado’, lamenta la académica de la Usach, Lucía Dammert, junto con precisar que ‘no hay claridad’ en lo que plantea el Gobierno y las metas para esta naciente dupla.
A su juicio, la designación de Melero fue una apuesta arriesgada por el ruido generado, tanto en la oposición como en el oficialismo con RN. Y como estima que el ministro Cerda no es mediático – ‘es más bien de bajo perfil’, afirma-, cree que muchos de los temas de discusión los enfrentará el exdiputado UDI.
La investigadora del CEP, Sylvia Eyzaguirre, coincide en que se reduce la posibilidad de un entendimiento en materia de pensiones en este Gobierno, ‘y eso quizás en parte es el motivo de la salida de Zaldívar’. Así como visualiza diferencias muy grandes entre la oposición y el Gobierno.
En palabras del docente de la U. de Talca, Mauricio Morales, la llegada de Melero ‘podría poner una lápida a la reforma’, mientras que no ve a Cerda con mucho espacio de negociación.
Tanto el Gobierno como la oposición, expone, podrían llegar a la convicción -bajo estas condiciones políticas- que ‘es más razonable dejar que sea la próxima Convención Constitucional la que defina las características estructurales del nuevo sistema previsional.
El director del Centro de Políticas Públicas de la UDD, Gonzalo Müller, se queda en solitario con su optimismo. ‘Es una dupla que tiene experiencia y alineada en lo que quiere y en lo que puede ceder, que buscará dialogar para encontrar ese acuerdo que ha sido tan esquivo con la oposición en materia de pensiones’, dice.