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Luis Larraín: Polarización política – El Líbero

La polarización que se percibe en las discusiones en el Congreso a raíz de las reformas presentadas por el Gobierno, nos indicaque efectivamente está siendo difícil coincidir en acuerdos de centro. La pregunta es si ello se repite en la población. Y la respuesta es más bien negativa.

La semana pasada recibí una invitación del decano de la Escuela de Gobierno de la Universidaddel Desarrollo para conversar, junto a otros invitados, con el cientista político norteamericano, profesor de Stanford e investigador de Hoover Institution, Morris Fiorina.
El profesor Fiorina viene estudiando hace tiempo el comportamiento de votantes y partidos políticos en su país. Uno de sus principales hallazgos es que la polarización que se advierte entre los políticos y las elites no se repite al nivel de los votantes. Así, la influencia de Donald Trump en el Partido Republicano o la de Bernie Sanders entre los demócratas no tendría un correlato en la masa de votantes, que sigue siendo, en lo fundamental, moderada y con posiciones más bien de centro. Varias particularidades del sistema político de Estados Unidos, que no es del caso comentar aquí, estarían determinando esta realidad que, en cualquier caso, es preocupante en cuanto aleja a las elites y los políticos de las grandes mayorías, lo que siempre es un problema para la política.
Al escucharlo pensé inmediatamente que sería interesante analizar si es que un fenómeno parecido no está ocurriendo en Chile. La polarización que se percibe en las discusiones en el Congreso a raíz de las reformas presentadas por el gobierno nos indica que efectivamente está siendo difícil coincidir en acuerdos de centro. El protagonismo que tiene el Frente Amplio en la discusión pública y en las encuestas, en desmedro de los antiguos líderes políticos de la Nueva Mayoría es otro síntoma. Incluso es posible advertir que en la discusión parlamentaria de proyectos del gobierno como el tributario, el Partido Comunista y el Frente Amplio llevan la voz cantante y la Democracia Cristiana finalmente se pliega a sus posiciones sin levantar una alternativa.
Respecto a la centro-derecha, por su parte, varios analistas han insistido en una derechización del gobierno de Piñera y de los partidos del sector. Si bien eso podría ser una percepción relativa, pues desde más a la izquierda se ve todo muy a la derecha, también es cierto que posiciones más claramente de derecha en varios temas han tenido más visibilidad. Ello ocurre en relación a La Araucanía, a los temas de seguridad ciudadana y la educación, y también se manifiesta en la presencia de José Antonio Kast en la discusión pública.
La pregunta que cabe ahora es si la polarización aparente de la política chilena se repite en la población. Y la respuesta es más bien negativa. Las tradicionales encuestas Bicentenario-Adimark muestran que en la población predominan las posiciones moderadas. Una última encuesta de Espacio Público e IPSOS en los principales centros urbanos del país también pone a los chilenos claramente en el centro del espectro político. Un 32% se declara de centro y un 35% dice no tener definición política en las dos menciones que predominan a mucha distancia de las calificaciones de derecha e izquierda.
Un problema que deriva de lo anterior es la lejanía entre los políticos y la ciudadanía. Ello es preocupante en un sistema de democracia representativa que, con todos sus defectos, sabemos que es el que mejor ha funcionado en las sociedades libres. Motivo de reflexión para los políticos.