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Big data puede ser aliado para avanzar en prevención de la deserción escolar – El Sur de Concepción

Educarse es un motor de superación y la llave que abre la puerta a un mundo de posibilidades, pero son múltiples los obstáculos que las personas podrían llegar a enfrentar en su proceso educativo, desde la inequidad en el acceso hasta problemas personales que lleven a dejar todo a medio terminar, a veces por decisión propia, otras porque no hay otra opción.

Un real problema, sobre todo si se piensa en la deserción escolar.

«Hace un siglo no todos leían y la gente tenía trabajo y sobrevivía igual, hace 50 años una persona con octavo básico tenía otro nivel de acceso a trabajos, porque el mundo quizá no le exigía estar tan preparado.

Hoy, en cambio, el mundo está diseñado para personas que tienen educación secundaria completa, como mínimo.

Esa gente que no la está teniendo, es un grupo tremendamente vulnerable», sostiene Francisca Dussaillant, directora del Centro de Políticas Públicas de la Universidad del Desarrollo.

Lo anterior, agrega, está siendo reconocido a nivel internacional y es por ello que la deserción escolar es una de las principales problemáticas que se están enfrentando e investigando a nivel educacional, plantea la ingeniera civil doctorada en Economía.

TASA DE GRADUACIÓN Abordar el fenómeno de la deserción escolar es todo un desafío, porque es sumamente complejo, y de eso sabe Dussaillant, pues realizó un estudio exploratorio en búsqueda de evidencia para comprender mejor la realidad del problema a nivel nacional, tanto con el análisis de datos de la Encuesta Nacional de la Juventud de Injuv y la Casen, como con una revisión bibliográfica.

Los resultados los dio a conocer recientemente y el informe forma parte de un proyecto más grande que, como objetivo final, pretende diseñar herramientas para prevenir la deserción escolar.

Al respecto, la experta sostiene que una de las primeras dificultades es poner en números la deserción escolar, ya que pueden variar según la forma en que ésta se defina o analice.

Una de éstas es en relación a las tasas de graduación, que se centra en la cantidad de personas de 25 años o más que tienen su educación media completa -en el caso de Chile-.

Aclaró que esto no significa necesariamente que todas las personas que no completan la educación escolar sean desertores, precisa que «Portugal es el país que más gradúa, con un 2% de no graduados, que podríamos pensar son desertores.

Sudáfrica está en el otro extremo, pues gradúa a menos del 40%.

En Chile aparecemos con 88% de graduación».

En ese sentido, cuenta que en sectores rurales de la zona norte es donde se observa una menor tasa de no graduados en Chile y que se evidencia un notorio problema de pobreza multidimensional, en las cinco dimensiones en las que se mide, pero agudamente en una.

«En la dimensión educación los desertores son más pobres, eso no es sorprendente, pero sorprende que son desproporcionadamente más pobres en vivienda y entorno: tienen un problema de habitabilidad, viven en viviendas poco aptas y en un 28% vive hacinados, en cambio los no desertores en un 13%», dice.

No se sabe cuál es la causa o consecuencia, pero hay un problema en relación a las condiciones físicas del espacio que permitan ejercer y vivir la educación con comodidad, reflexiona.

SIN ÚNICO PERFIL Los anteriores son sólo algunos de los datos que contiene el informe del estudio sobre deserción escolar en Chile que llamaron la atención de Francisca Dussaillant, quien también descubrió que la deserción además de ser una problemática en sí misma que se debe prevenir, trae consigo el problema de que es muy difícil definir un perfil de estudiantes con mayor riesgo de desertar.

La deserción no sólo es multifactorial, también es resultado de una conjunción diversa de variables, por lo que sus caras son muchas, y eso lo han comprobado múltiples investigaciones en el mundo, explica.

«Hay indicadores claros como la asistencia y notas, pero hay desertores con buenas notas y asistencia», comenta.

Ante esto, la propuesta de la investigadora es aprovechar los avances de las ciencias de la computación en este reto.

«Se debe desarrollar una herramienta que recoja todos los datos de los alumnos como notas, asistencia, comportamiento, conformación familiar, etcétera, y tomando toda esa información dé un factor de riesgo.

Así, se podría prevenir la deserción de una manera mucho más focalizada, asignando los recursos de apoyo a los alumnos en riesgo», sostiene.

2018-01-20_www.elsur.cl_20_01_18_pag_16-1440-83a1e4