Un estudio de la Universidad del Desarrollo ubicó al colegio Fernández León de San Antonio como el mejor establecimiento de la Región de Valparaíso en los resultados de la prueba Simce aplicada el año pasado entre todos los estudiantes del país.

Según consignó La Tercera, el estudio hecho por los académicos Mauricio Apablaza y Mauricio Bravo dejó al establecimiento en el lugar número once a nivel nacional.

«La noticia la recibimos con harta alegría, porque no solo nos fue bien con los segundos medios, sino que también con los cuartos básicos, con promedios muy similares. Han sido tres años de aumentos», sostuvo el director Alejandro Palma, quien atribuyó los resultados al «trabajo en comunidad» de docentes, alumnos, apoderados, administrativos y técnicos.

«Como director y profesor tengo que decir que un colegio es bueno no solo cuando le va bien en el Simce, porque hay establecimientos que aunque tengan muy buen puntaje, dejan de lado la formación de los alumnos. Para nosotros, educarlos para la vida es más importante que un resultado como este», agregó.

Análisis

La interpretación de los datos confeccionada por la universidad se hizo considerando el promedio de las pruebas de Lenguaje y Matemáticas, y sin distinguir a qué tramo socioeconómico pertenece cada alumno y recinto.

Aunque el resultado perfila al Fernández León como uno de los mejores colegios particulares subvencionados de Chile, su director prefiere resaltar que «lo más importante es formar a los jóvenes para que sean felices en lo que decidan hacer después de salir de nuestras aulas».

Las claves

Nuestra clave es «formar para el futuro, tanto en lo académico como en lo humano. Nosotros siendo un colegio católico también tenemos formación espiritual y deportiva. No dejamos de lado otras cosas que también son muy importantes como lo social».

Además, es fundamental tener cercanía con el alumno, hacer comunidad. Inculcar el amor propio, porque estudian para ellos, no para el colegio. Es importante que los papás entiendan eso, porque algunos piensan que somos muy exigentes. En la sala de clase hay dos actores fundamentales: los alumnos y el profesor. Todo lo demás es secundario, dijo el docente.