Este viernes se conoció que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de marzo presentó una variación mensual de 0,4%, con un porcentaje acumulado en doce meses de 2,7%, situación que se representa por el alza en varios sectores, siendo la más significativa en Educación con un 4,3%.

En la división de Educación, los precios de servicios que sobresalen en el alza son de enseñanza universitaria (4,3%), servicio de enseñanza en instituto profesional (6,6%) y el servicio de educación de 2º ciclo de enseñanza básica (3,1%).

Según la misma información entregada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), esta situación se explica “por los procesos de reajuste anual de matrículas y aranceles que realizaron los establecimientos educacionales”

De esta explicación, surge la pregunta si los aranceles y matrículas han crecido más que otros años y cuáles son los factores que influye, interrogante que responde Francisca Dussaillant, directora del Centro de Políticas Publicas UDD, quien afirma que las reformas instauradas tienen un efecto directo.

“Estimar el precio del IPC en el contexto de la reforma educacional es un desafío, porque aparecen ciertos servicios que antes tenían un precio y ahora pasaron a ser gratuitos”, sostiene Francisca Dussaillant.

La experta en la materia se basa en el documento “separata técnica de índices de precios al consumidor y la Reforma Educacional”, donde en abril de 2016, desde el organismo establecieron la forma en que tratarían el proyecto del gobierno y cómo influye al calcular el IPC.

“Aquí cambia en la forma que se construye el índice, según la nota técnica el IPC deja de contabilizar a los colegios que pasan a ser gratuitos y solo toma en cuenta a los que se cobran, y lo más evidente es con la gratuidad en la universidad, ya que se incluye la matrícula y arancel de sólo los alumnos que no están acogidos a la gratuidad”, agrega.

Según Dussaillant, la gratuidad en la educación superior influye en este aumento del 4,3%, dado que los precios suben de forma considerable y tampoco se miden los efectos de sustitución, es decir “la gente que ahora no está pagando universidad, va a usar esa plata en otra cosa, entonces los pesos que se le da a la canasta del consumidor promedio chileno pueden cambiar un poco”, aclara.

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