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El último espolonazo al proyecto político de MEO – El Muro

Debilitado por las denuncias de irregularidades en el financiamiento de su campaña presidencial de 2013, la renuncia de un puñado de militantes al Partido Progresista representa un nuevo portazo al futuro político de Marco Enríquez.

De símbolo de la renovación en 2009, a paria en 2016. Así, en un lapso de siete años, la realidad política de Marco Enríquez cambió diametralmente. Durante este período, son varios los episodios que ha protagonizado, y que paulatinamente lo han bajado del privilegiado podio que tuvo en el pasado, cuando representó una seria amenaza para la estabilidad de la entonces Concertación.

Hoy lo rechazan desde la Nueva Mayoría y desde el Frente Amplio de Giorgio Jackson y Gabriel Boric. Nadie quiere pactar con él, y su proyecto político se ve fuertemente amenazado por nacientes fuerzas de izquierda que buscan arrebatarle el pequeño sitial que todavía le queda.

Peor aún, ahora comenzó a desmembrarse su colectividad, con la renuncia de algunos militantes, que más allá del número e importancia que tengan en la estructura del PRO, le asestan un duro golpe comunicacional en momentos que la figura de MEO está profundamente cuestionada por el episodio del financiamiento irregular de su campaña de 2013, y la errada estrategia del silencio que utilizó para zafar de esa situación.

Una muestra palpable de su mal momento lo registra la reciente CEP que se dio a conocer, donde Enríquez cae del 3% al 1% en la pregunta ¿quién le gustaría que fuese el próximo presidente? Es decir, su candidatura presidencial quedó relegada a la irrelevancia.

Pero ¿en qué momento comenzó a desmoronarse el proyecto político de MEO? Si bien el punto de inflexión parece estar precisamente en la elección de 2013, cuando en la primera vuelta logró el tercer lugar con un 10,98% de los votos (10 puntos porcentuales menos que la primera vuelta de 2009), prácticamente empatado con un aparecido Franco Parisi, quien obtuvo el 10,11% de los sufragios.

Para dos analistas consultados por El Muro, las causas son variadas y se expresan con claridad ese mismo año. Según Eugenio Guzmán, académico de la Universidad Del Desarrollo, el primer gran golpe para MEO fue el regreso de Bachelet desde Nueva York para asumir una segunda aventura presidencial.

El alto grado de adhesión que tenía la dirigente socialista en el mundo de la centroizquierda en ese período, según la opinión del experto, cerró gran parte de los espacios para que Enríquez pudiera instalarse y crecer a partir de lo alcanzado en 2009. A este factor agrega la cantidad de candidatos vinculados a la izquierda que se presentaron en esos comicios, lo que diluyó su oferta política y programática.

“La llegada de Bachelet en 2013 fue decisiva para las aspiraciones de Marco, porque quedó con poco margen para desplegarse como candidato, y la Nueva Mayoría y otras fuerzas de izquierda se cuadraron con ella”, afirma el investigador.

Sin embargo, el gran golpe para MEO, según Guzmán, son las denuncias que lo involucraron a él y a su entorno en irregularidades para financiar su campaña de 2013. Impacto que se intensificó por la estrategia utilizada por el presidenciable para enfrentar ese caso.

El académico afirma que a partir de ese episodio, Enríquez no se ha podido recuperar más en términos de adhesión y confianza ciudadana, y ve muy difícil que en el actual escenario pueda revertir ese derrotero.

“Su proyecto político está muy vinculado a su figura, por lo tanto si disminuye el apoyo a él, también se ve afectado su proyecto”. El especialista agrega que la salida de algunos militantes de la colectividad, por las declaraciones que han realizado, parece apuntar a lo mismo. Se refieren a fallas en la forma de administrad el partido, errores en la gestión.

“Una de las bases del proyecto de Marco Enríquez fue apostar por una mayor democratización, participación y transparencia, y por lo que se observa, eso no se habría estado cumpliendo de acuerdo a lo que señalan los militantes que anunciaron su salida del partido”, plantea Guzmán.

Otro aspecto que puede resultar determinante para el futuro de MEO y el PRO son los recursos con los que cuenta la colectividad para proyectarse, afirma el académico de la UDD. “Para todo partido es importante contar con recursos suficientes para desplegarse, y en el actual escenario, este será un desafío relevante para el PRO”, concluye el analista.

Una caída previsible

 La analista política, María de los Angeles Fernández, piensa que el proyecto político de Marco Enríquez siempre estuvo magnificado por el contexto en que irrumpió el creador del PRO en 2009.

“Cabe recordar que en ese período, él arremetió contra las prácticas de la entonces Concertación y contra las denominadas “cocinerías” que hoy son tan criticadas, en tiempos en que todo estaba encorsetado y nadie se atrevía a decir mucho”, remarca la analista política.

Añade que por esa razón Marco Enríquez irrumpió con tanta fuerza y llamó la atención de determinados públicos que le permitieron tener un resultado aceptable en las presidenciales de ese año.

Pero advierte que eso tuvo un freno cuando se vio involucrado en el caso Soquimich y en el financiamiento irregular de campañas. Este es el momento que la académica atribuye al inicio del desfonde del proyecto político de MEO.

Además, señala que en la actualidad la Nueva Mayoría se tomó todos los temas con los que en su momento el presidenciable logró escalar en las encuestas, como son la reforma tributaria y constitucional. Además, dice, han surgido nuevas fuerzas de izquierda que le han cerrado el paso, y que hoy lo tienen completamente aislado.

“Uno de los principales problemas que también lo afectó, fue su incapacidad para trabajar en equipo”, afirma Fernández. Y coloca como ejemplo que en su segunda aventura presidencial no lo acompañaron asesores importantes como Max Colodro y Camilo Feres, que sí estuvieron con él en 2009.

Para la investigadora, todo lo que está ocurriendo en la actualidad con MEO y el PRO era previsible de cierta manera por estos factores que menciona. Al que suma el fuerte personalismo del proyecto que construyó Enríquez, ya que los costos políticos que ha debido asumir como dirigente, también se los traspasó a su partido y al proyecto político.

Y hace un símil con la propuesta de Giorgio Jackson y Revolución Democrática, donde el proyecto está estrechamente vinculado a su creador, lo cual supone un riesgo atendiendo la experiencia de MEO.

En este sentido, las próximas elecciones presidenciales y legislativas serán clave para la sobrevivencia del proyecto político de Marco Enríquez y sus propias aspiraciones, ya que deberá sortear un complejo y competitivo escenario electoral.

Ver noticia en: http://elmuro.cl/el-ultimo-espolonazo-al-proyecto-politico-de-meo/elmuro/2017-01-12/120450.html