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Gonzalo Müller: “Suponer que la centroizquierda no iba a tener un candidato competitivo era no sólo una ilusión sino que una estupidez” – El Líbero

Las encuestas fueron protagonistas el 2016. Fue un año de elecciones a nivel mundial, pero no sólo por eso, sino que también porque se les cuestionó ser poco asertivas en cuando a los resultados. No sólo pasó en Chile con la elección municipal, sino que también en otros países, como en la elección presidencial de Estados Unidos, o con el Brexit en Inglaterra…

Lo cierto es que las encuestas son cada vez más importantes, tomándose la discusión y el debate entre quienes las hacen y quienes las consumen. Es por eso que en conversación con “El Líbero” el analista político de la Universidad del Desarrollo, Gonzalo Müller, con amplia experiencia en sondeos de opinión y electorales, hace un análisis del rol que tuvieron el 2016 y la importancia que tendrán el 2017.

– ¿Cuál es el análisis que se puede hacer del rol de las encuestas en 2016?

– Las encuestas no tienen más valor que representar de la manera más fiel posible la voz de los ciudadanos, y si han sido protagonistas de la política en los últimos años es porque tenemos un ciudadano más empoderado, que hace valer su opinión, la hace sentir y que de alguna manera castiga y premia de acuerdo de lo que considera que está bien y está mal. Creo que eso genera que las encuestas de opinión hayan generado ese protagonismo que hace que las veamos todos los lunes, los meses, cada seis meses y que generen un impacto político relevante y que los partidos y liderazgos estén pendientes de ellas; porque quizás es la manera más segura de palpar el pulso de la ciudadanía, lo que los chilenos van sintiendo y queriendo de acuerdo a los distintos temas.

– ¿Hay hechos particulares que puedan determinar el rol de las encuestas en el año que se termina?

– Sí, yo creo que el peor negocio es tratar de disminuir a las encuestas o de negarlas, porque finalmente estas tienen valor sólo por representar la voz ciudadana. Recuerdo que durante meses estuvimos conversando sobre que la Presidenta se reía un poco de este 15% de aprobación y a un ministro del Interior que apostaba a que la única voz verdadera eran las elecciones -pensando que iban a tener una mayoría importante y que iban a rectificar su apoyo- sin embargo, lo que se ratificó fue que las encuestas efectivamente mostraban un desgaste del gobierno, una mala evaluación ciudadana y que por lo tanto, nadie podía esperar algo distinto que una derrota electoral en la elección municipal.

– ¿Son determinantes a la hora de tomar decisiones políticas? Alejandro Guillier tuvo una alta aprobación ciudadana y ahora es pre candidato presidencial…

– Creo que ahí está el error, Alejandro Guillier, al igual que Sebastián Piñera, no son las encuestas las que los tienen en un lugar de privilegio con respecto al resto de los candidatos, es la ciudadanía. Es el apoyo ciudadano el que tiene a Sebastián Piñera en un primer lugar y a Alejandro Guillier a punto de derrotar absolutamente a Ricardo Lagos; no son las encuestas.

– Este año los sondeos fueron cuestionados, y no sólo en Chile con la elección municipal, sino que también en el mundo, como en Estados Unidos, por ejemplo.

– Es verdad, las encuestas no son infalibles, por eso es importante ver si hay dos cosas muy relevantes; primero si los fenómenos se han evaluado sistemáticamente, no en una sola encuesta; y lo segundo es que haya coherencia en los distintos sondeos, que no siempre ocurre. Pero las encuestas tienen un problema, en general son una manera de evaluar el comportamiento y cuando este se vuelve irregular les cuesta más, sobre todo cuando el comportamiento tiene como base sentimientos del tipo “malestar, enojo o rabia”, porque cuando una persona tiene esos sentimientos no actúa de manera normal, no actúa como lo hace siempre en un escenario habitual, entonces es más difícil predecir su conducta. Eso para las encuestas y para los sondeos, es difícil de prever.

– ¿Qué rol van a tener el 2017? Principalmente en el último año de gobierno y en las elecciones presidenciales…

– Van a tener un rol más importante, porque hasta ahora no hay una mejor manera, salvo las elecciones. No hay mejor forma de llevar el pulso del ánimo, de la voluntad y de la opinión de la ciudadanía; aquí no se trata de que la política siga las encuestas o que renuncie a su capacidad de liderazgo, pero sí de entender. Cuando alguien me responde algo, me dice que no a lo que yo quiero hacer, no puedo decir la encuesta está mala, sino que tratar de entender por qué esa persona me está diciendo que no. Quizás está equivocado, pero tengo que entender por qué, esa es la única llave que voy a tener para el día de mañana encontrar cómo convencerlo y cómo cambiar su opinión.

– Ahora, más allá del mecanismo de las encuestas, respecto de los resultados, ¿qué pasa si Guillier comienza a alcanzar a Piñera en las próximas mediciones?

– Yo no creo que nadie suponga -más allá de lo mal evaluado que está el gobierno- que la próxima elección presidencial no será estrecha. Así han sido en general las elecciones, salvo la elección de Bachelet el 2013; entonces Sebastián Piñera tiene una amplia ventaja, tiene un primer lugar, pero todavía va a enfrentar una elección estrecha, por eso es importante lo que vaya a hacer, los equipos que elija y qué caminos les va a proponer a los chilenos para enfrentar sus problemas en delincuencia, crecimiento, empleo, salud y educación. Creo que cada vez más los chilenos no votan con los ojos cerrados. La época cuando votaban con una adhesión más ciega y carismática se acabó con Bachelet. Ella es la última de los liderazgos carismáticos, que no necesitaba tantas explicaciones porque provocaba emociones profundas; hoy día los ciudadanos -sobre todo en un ambiente de desconfianza- van a exigir propuestas que sean realizables, no más promesas.

– ¿Qué proyección se puede hacer de las mediciones que se realizarán 2017, en cuanto a la evaluación de este gobierno?

– Este gobierno tomó su decisión, así como Sebastián Piñera hizo un esfuerzo importante por mejorar en su evaluación ciudadana y lo consiguió -pasó a estar por sobre el 50%- la administración de Michelle Bachelet decidió de forma distinta: dijeron, nosotros vamos a implementar el programa por sobre la evaluación ciudadana; aunque eso tenga un costo electoral. Por eso se produce esa tensión evidente entre los partidos políticos y el gobierno, porque el último puede darse ese lujo, pero no así los partidos que van a ser sometidos a una elección, a la opinión ciudadana y están arriesgando una derrota si es que el gobierno es mal evaluado.

– ¿Cómo ve la elección presidencial?

– Va a ser una elección estrecha, y cuando pasa eso las encuestas tienen poco que determinar. Las encuestas son muy útiles cuando hay un candidato que no marca nada y otro mucho, pero cuando la diferencia se vuelve pequeña, el protagonismo se vuelve hacia esos pocos ciudadanos que pueden hacer la diferencia entre el triunfo y la derrota de un candidato. Suponer que la centroizquierda en Chile no iba a tener un candidato competitivo era no sólo una ilusión sino que una estupidez.

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