Señor Director:
La columna de ayer de Juan Carlos Muñoz, denominada «Invertir en transporte público», podría haberse llamado perfectamente «Aumentemos aún más el subsidio a los buses». Y la razón es simple: en ella se invita a los municipios del sector oriente a otorgarles nuevas regalías a los buses del Transantiago, mediante la asignación de más infraestructura dedicada para la circulación y estacionamiento de estos vehículos.
La columna no proporciona antecedentes (presumiblemente porque no existen) respecto de los beneficios y costos que la infraestructura dedicada a los buses ha tenido para la ciudad y sus habitantes. De hecho, la capital ya cuenta con más de 70 km de corredores segregados para buses, más de 30 km de vías exclusivas, y más de 120 km de pistas Solo Bus. A todo esto hay que sumar las múltiples calles, públicas por cierto, que son usadas como estacionamiento gratuito o depósitos de buses durante gran parte del día.
Al respecto, ¿existe alguna evaluación ex post de esta subvención que recibe la industria de buses? ¿Por qué, pese a estos más de 220 km de infraestructura dedicada, los buses del Transantiago siguen perdiendo pasajeros todos los años, aumentando sus costos de operación y evasión, y reciben una aprobación inferior al 20%?
El diseño de políticas públicas no puede basarse en creencias ni intereses personales, sino en evidencia empírica y comparada. Y esta solo demuestra que la infraestructura dedicada a los buses del Transantiago no ha logrado revertir en nada su sostenido deterioro.
Louis de Grange C.
Académico UDP
Rodrigo Troncoso O.
Académico UDD
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