«Piñera hoy aparece con una alta votación y altas expectativas. Pero si tiene al frente otro candidato bien posicionado, como un Ossandón jugando al francotirador, tiende a generar problemas», dice el académico Eugenio Guzmán, al desmenuzar los escenarios y variables que en los próximos meses podrían definir la lucha presidencial en la oposición.
«Es lo que pudo haber pasado a Ricardo Lagos con Gladys Marín en 1999, cuando esos votos le faltaron para ganar en primera vuelta», ejemplifica el decano de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo.
—¿Qué sería una sorpresa en la papeleta de primera vuelta?
—Que la Nueva Mayoría llevara dos candidatos fuertes, Lagos y Alejandro Guillier. Que no tuviéramos primarias y que hubiese muchos candidatos de derecha: Ossandón, (José Antonio) Kast y otros más.
—Daniel Mansuy dijo que Ossandón «tiene poder de daño» y «que le puede rayar seriamente la pintura a Piñera».
—Piñera tiene claro que puede ganar fácilmente cualquier primaria. Pero eso no quita el daño de imagen que pueda exacerbar Ossandón, que parece no tener freno en eso. Ossandón debiera competir en una primaria; si va por fuera, corre el riesgo de todos esos candidatos díscolos que después pasan a la historia en un segundo plano. Una primaria que puede generar daño, que puede ser muy competitiva.
—¿Qué tipo de daño le puede propinar Ossandón a Piñera? ¿Apretarlo con el caso SQM o LAN? ¿En un debate?
—Puede dañarlo, pero tiene su límite. No ha cambiado la estrategia hace años, y eso se puede desgastar.
—¿Y Piñera a él?
—Tiene sus fórmulas: cuando Ricardo Claro sacó la Kioto, preguntó de vuelta quién lo había grabado. Entrar en el juego de Ossandón no lo conduce a nada, y tiene que hacer ver al electorado que su repertorio está desgastado.
—¿Tendrá algún impacto en sus votantes este conflicto?
—A los convencidos no los va a afectar. Si los indecisos juegan a la expectativa de quién gana, tendrá poco efecto. Claro que hay muchos tipos de indecisos.
—¿Se están desinflando las primarias? En la UDI ya plantean no competirle a Piñera.
—Piñera igual necesita ciertos triunfos. Lo que pasa es que las primarias tienen un riesgo enorme: se ventilan improperios, críticas, juicios, malas pasadas… basta recordar la primaria Allamand-Longueira y con Golborne. Eso genera un desgaste para el que no quiere ir a la primaria. De la boca de Piñera no puede salir que no quiere primarias. Más que debe o quiere o si va a ocurrir, eso no puede salir de su boca; es como si Lagos lo dijera.
—En el piñerismo algunos toman el 62% de la CEP que no marcó preferencia por ningún nombre, como indicador de abstención pura, que ese volumen no votará y que Piñera ganaría. ¿Es responsable partir de esa base?
—Es muy voluntarista. Con los muy pocos antecedentes que tenemos percibimos que irá a votar muy poca gente, pero quienes terminan definiendo la elección son esos pocos que se quedan en la casa o que van a votar. No te puedes quedar tranquilo: con un 1% que se quede en casa se puede definir la elección.
—¿Por qué el 2009 la derecha se alineó detrás de Piñera, y ahora ocurre lo contrario? Hay dos candidatos que buscan competir por fuera, Ossandón y José Antonio Kast, y otro que quiere ir a primarias, Felipe Kast.
—En 2009 se alinearon porque fue la primera vez que hubo un candidato que podía ganar. Ahora muchos quieren negociar posiciones: sectores más socialcristianos, más liberales. Todos quieren un pacto de garantías. Y los otros candidatos buscan fortalecer su partido, como Evópoli, o negociar en la parlamentaria.
—¿Por qué Evópoli ahora pretende desafiarlo, si en ese partido hay ex ministros, ex intendentes, ex funcionarios? ¿Por qué lo critican, como dijo Jorge Saint-Jean, acusando que «no conozco sus propuestas nuevas, lo veo con lo mismo de la vez anterior»?
—También vería como sorpresiva una primaria con un candidato de Evópoli. Creo que ellos les hablan más a los otros partidos que a Piñera: quieren estar en la mesa y negociar de igual a igual con el resto. Todos estos partidos nuevos tienen que demostrar que tienen fuerza en la municipal, y si no, tienen que tener un discurso que anticipar ahora para poder sentarse a esa mesa. Más allá de todo esto, estas cuestiones se van a definir por márgenes bastante estrechos.
—¿Cuál? ¿La elección presidencial o la parlamentaria?
—La presidencial. La parlamentaria también: muchas se definieron por mil votos, y debe haber sido cerca de 10 mil votos los que definieron diez diputaciones que perdió la Alianza.
—¿Será una final más estrecha que la de Piñera versus Eduardo Frei?
—Mucho más en la segunda vuelta. Lo de Piñera versus Frei fue holgado, pero quedó la sensación de derrota para la segunda vuelta. Pero ahora no vamos a tener un escenario tipo Bachelet versus Matthei.
«En las municipales, la Nueva Mayoría debiera tener más votos que Chile Vamos. Es probable que la NM no retenga el número de alcaldes que sacó en 2012 y que pierda varias, pero obviamente tendrá más alcaldes», dice.
—¿La derecha reconquista Santiago y Providencia? ¿Incidirá en un hipotético ánimo triunfalista, o dependerá de si pierden Valparaíso?
—Déjame decirlo al revés: ¿Qué pasa si la NM gana en todo el «Chile emergente», Puente Alto y Maipú, por ejemplo.
—Pero por algo la oposición puso a su última candidata presidencial en Providencia.
—Tiene un simbolismo tremendo; siempre ha sido de derecha. Pero ganar Maipú implica todo el cordón de sectores emergentes, a los que los dos gobiernos le han hecho un guiño.
—Si la derecha ganara Maipú y La Florida, ¿compensaría perder en Santiago y Providencia?
—Será una forma de compensar. Si se pierde Santiago y Providencia, se puede salir adelante con ese discurso. La NM ya perdió Puente Alto, y no ha podido recuperar La Florida, y si se suma Maipú, puede ser un golpe muy fuerte.
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