Profesionales con las más variadas visiones coincidieron en que «clase política» equivoca el foco, tras baja participación ciudadana en comicios. Apuntan a la falta de autocrítica e insisten en mejorar mecanismos para poder votar.
La baja participación en las primarias, y el temor a que se pueda repetir en las próximas parlamentarias y presidenciales (guardando las diferencias) ha motivado a un grupo de senadores oficialistas a promover el retorno de la obligatoriedad del voto.
Y, aunque hay quienes no están de acuerdo, el tema se comienza a instalar.
Consultado un grupo de analistas y académicos, hubo coincidencia en que terminar con el sufragio voluntario era una muy mala idea.
El sociólogo Alberto Mayol, quien dijo ser partidario del voto obligatorio, sostuvo que se trataba de una discusión zanjada («mal zanjada») por los mismos que hoy pretenden dar un paso atrás.
En su opinión, la discusión se debería centrar en principios. «En el marco de una baja participación electoral, empezar a imaginarse que haya voto obligatorio para que uno tenga que ir es simplemente agravar aún más la legitimidad de esos grupos (que votan)», opinó.
Mayol dijo que no hay ningún argumento profundo que justifique discutir el tema. «Sino hablemos de régimen político también. Me parece que es una falta de respeto, que porque ahora tienen un problema, y sienten que esos cupos son ilegítimos, se empiece a plantear el voto obligatorio», enfatizó.
Agregó que «hay una carencia significativa de autocrítica. Académicamente, uno puede sacar algunas conclusiones sobre la alta abstención, pero no gozamos de una convicción política respecto a las razones de esa abstención».
La académica de la Universidad del Desarrollo (UDD), Lesley Briceño, recordó que desde el año ‘90 que la participación ha venido disminuyendo. «El voto voluntario amplió el padrón electoral y es por ello que los porcentajes de participación disminuyeron, pero si uno revisa las cifras de participación, estas se han mantenido más o menos estables. Volver a un voto obligatorio sería un error de parte de la clase política (…). Debiera de poner acento en tener claro cuáles son las demandas de la ciudadanía en relación a su actuar, y eso se traduce en rendición de cuentas, claridad en sus propuestas, mayor transparencia, y también mejorar la comunicación entre la ciudadanía y la clase política», opinó.
En tanto, los académicos de las universidades Andrés Bello (Unab), Felipe Vergara, y del Desarrollo (UDD), Gonzalo Müller, y (Unab), coincidieron en que tampoco se han actualizado los mecanismos para sufragar.
«No se ha creado ninguna facilidad para votar. No tenemos voto electrónico, no hay voto a distancia. O sea, podemos pagar impuestos por el teléfono, pero no puedo elegir (a un representante). ¿Qué joven se va a levantar con ganas de ir a votar un domingo, con la incertidumbre de encontrarse con una fila tremenda y, en algunos casos, gastar dinero en movilización, y eso no contribuye en nada a cambiar su estilo de vida?», comentó Vergara.
Agregó que esto es igual que el fútbol, «la gente va al estadio cuando los equipos son buenos, y cuando los jugadores son malos, no va».
«No se ha tomado ni una sola medida pro participación. Por ejemplo, en otros países se puede votar antes, es decir, no sólo el día de la elección, sino tres o o cuatro días antes. Eso funciona en Estados Unidos, y ha tenido un efecto positivo. Otra medida podría ser el voto por correo», dijo Müller, quien además recordó, que tampoco se ha trabajado en la actualización del padrón.
«Nos sigue dando lo mismo, que en los padrones electorales, sigan apareciendo personas fallecidas, u otras con domicilio de hace 20 ó 30 años. Más que obligar, deberíamos pensar en como lo hacemos más útil y atractivo», sostuvo.
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