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AFP, aportes a las personas por Lucas Palacios C.

Una política de pensiones de largo plazo requiere necesariamente de la creación de más empleo y de alinear los incentivos entre empleadores y empleados para que exista mayor cotización. Si el Estado quisiera mejorar las pensiones futuras, podría implementar un sistema de fondos complementarios o matching grants.

El sistema de AFP chileno es eficiente, ha sido ¡mplementado en más de 20 países y celebrado en el mundo entero. Dicho sistema paga en general mejores pensiones que el antiguo sistema de reparto, exceptuando a algunos grupos de presión privilegiados tales como los funcionarios públicos. Además, el sistema de reparto exigía plazos mínimos de cotización, lo cual dejaba simplemente sin pensión a muchas personas.

¿Significa esto que todas las pensiones actuales son buenas? Ciertamente que no: bajas cotizaciones y lagunas laborales afectan negativamente la pensión final. En este sentido, es posible que la reforma laboral que se está tramitando en el Congreso profundice el problema de las bajas pensiones futuras, por el incremento de los empleos informales dados los mayores riesgos de contratar. Los grupos más afectados serán las mujeres y jóvenes de más bajos ingresos, hoy los más vulnerables y con menor empleabilidad.

Una política de pensiones de largo plazo requiere necesariamente de la creación de más empleo y de alinear los incentivos entre empleadores y empleados para que exista mayor cotización. Si el Estado quisiera mejorar las pensiones futuras, podría implementar un sistema de fondos complementarios o matching grants. Un ejemplo simple de esto es que el Estado aporte un bono de $25.000 por los primeros $25.000 de cotización mensual a la cuenta de AFP. Este bono, el cual puede ser decreciente por niveles de renta, es factible de ser financiado a tasa de mercado con mecánica similar a los Bonos de Reconocimiento, libre de comisiones y exento de seguro de Invalidez.

Con la propuesta anterior, el Estado aportaría directamente a las personas. Y mientras más temprano lo haga, mejor. Cada peso invertido en la AFP a los 24 años se multiplica por casi cuarenta al momento de la jubilación. Otra ¡dea es que el Estado abra una cuenta AFP a cada recién nacido, con un aporte inicial que se multiplicará con creces.

Si no se usa, se devuelve al Estado para retroalimentar el sistema.

Carta publicada en El Mercurio 30/07/2015