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Convivencia escolar y rendimiento académico por José de la Cruz Garrido

Señor director:

En carta reciente, Fernanda del Pozo y Manuela Mendoza argumentan que la convivencia escolar como factor de mayor influencia en los resultados de aprendizaje medidos por el Simce es una hipótesis que se basa en una suposición no demostrada. Por el contrario, la educación de padres y los ingresos de los hogares sí explicarían una variación de rendimientos académicos en más de un 70%. De esto se concluye que mejorar la convivencia escolar es una “receta fragmentada” (“como si fuera responsabilidad de las escuelas”) y proponen acabar con la “interpretación reduccionista” del Simce.
Las investigadoras omiten que por ley las escuelas sí son responsables de la convivencia escolar. Los determinantes extra-escolares como el ingreso y la educación de los padres no son objeto de la política educativa: como diría Aristóteles, “nadie delibera sobre las cosas que no pueden ser distintas de como son, ni sobre las cosas que el hombre no puede hacer”.
Que esté o no probada la hipótesis de que a un mismo nivel de ingreso las mejoras en la convivencia son la causa de mejoras en los rendimientos, es una sutileza metodológica. Existe abundante literatura que sustenta ese enfoque y no se pueden desestimar los niveles de violencia y ausentismo en las escuelas municipales.
Por lo mismo, de las premisas aludidas es una falacia concluir que debemos eliminar las mediciones. Es del más básico sentido común que el rendimiento académico mejora en climas escolares donde existe compromiso académico, redundando en educación efectiva. En esto es clave el rol del profesor, del cual no es posible saber si no tenemos evaluaciones.

José de la Cruz Garrido F.
Centro de Políticas Públicas UDD

Carta publicada en La Tercera 18/06/2015.

Leer respuesta de Manuela Mendoza y Fernanda del Pozo publicada en La Tercera 20/06/2015, aquí.