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Gonzalo Müller: “Boric hereda un karma, que vivieron Piñera y Bachelet, que es la falta de gobernabilidad”

Medio: Ex-Ante

-La elección del presidente del Senado reveló fracturas importantes en la derecha. ¿El sector está desorientado, sin liderazgos?

-El haber tenido estrategias separadas en Chile Vamos para la elección del presidente del Senado revela la debilidad que esto puede implicar en caso de ser oposición. Tanto RN como la UDI y Evópóli por el otro lado, tuvieron lógicas distintas, y finalmente la incapacidad de coincidir en una misma mirada provocó que el acuerdo al que logra llegar la UDI y Evópoli con el Partido Socialista y otras fuerzas se haya  sentido como una derrota para RN.

-El senador Ossandón acusó a la UDI y Evópoli de romper Chile Vamos y dejar a la derecha en la irrelevancia. ¿Qué tipo de oposición puede esperarse en este escenario?

-Es paradójico que sea el senador Ossandón quien esperara que la coalición de Chile Vamos y la derecha en general se alineara detrás de su liderazgo en el Senado. Ya el senador republicano Rojo Edwards había anticipado que no habría ningún escenario donde votaría por él, lo que rompía esta lógica de que bastaba el empate o los 25 votos con los que contaría la derecha para elegir un presidente del Senado. Creo que falta mucho por construir un espíritu de cooperación y falta mucho al interior de Chile Vamos y de la derecha en general para darle espacio a nuevos liderazgos.  Eso se vio reflejado en este fracaso del senador Ossandón por liderar a Chile Vamos hacia la presidencia del Senado.

-Boric comienza un gobierno con altas expectativas. ¿Cuál debería ser la estrategia para manejarlas?

-Las altas expectativas han sido las que han terminado derrotando a los últimos dos gobiernos, por lo mismo es natural que el presidente Boric esté muy atento a no sucumbir frente a ellas. Ahora tiene que elegir qué expectativas son las que busca satisfacer. La de esa mayoría que lo hizo presidente o las de su propio sector, que obtuvo un 26% en primera vuelta. Esa dualidad entre primera y segunda vuelta, con dos discursos distintos, es la que se va a ser tensionada permanentemente durante su mandato.

-Una instancia donde la derecha no ha logrado mostrar liderazgo es en la Convención. ¿Qué ha fallado?

-Lo veo de otra forma. A diferencia de la Convención, en el Congreso la derecha tiene más del 40% de los parlamentarios a nivel de diputados y el 50% en el Senado si incluimos al senador republicano. Esa posición le da obviamente un manejo distinto, y va a ser clave al momento de discutir cualquier ley o reforma que el gobierno quiera implementar. Por lo mismo, la diferencia con la Convención es bastante notoria. La irrelevancia que ha tenido Chile Vamos en la Convención en materia de votaciones está contrapuesta con esta fortaleza parlamentaria, pero que es exigente: esa fortaleza solo se va a lograr si es que actúa con unidad.

-El éxito de los primeros meses del gobierno de Boric está ligado al éxito de la Convención. ¿Crees que el Presidente debe involucrarse?

-La distancia que ha tomado hasta ahora el presidente Boric respecto de lo que ocurre en la Convención creo que no puede mantenerse y va a ser inevitable que se involucre. Es sana la distancia, sin duda, porque lo blinda a él del discurso radical o del rechazo que generan algunas de las normas debatidas al interior de la Convención. Pero también es una ilusión pensar que él va a ser ajeno al debate, a las dificultades del proceso, tomando en cuenta que su propia coalición de gobierno se ve tensionada: el partido Socialista actúa de manera distinta al Partido Comunista y al propio Frente Amplio de la Convención, siendo que en el gabinete del presidente están los tres partidos juntos.

-¿La derecha debería apostar por el Rechazo o hacer un esfuerzo más  por mejorar las normas constitucionales?

-Ni aquellos que votaron Apruebo al interior de Chile Vamos ni de los más optimistas convencionales de derecha que apostaron por el diálogo y acuerdo, hoy día dudan de que la posición de Rechazo frente al actual derrotero de la Convención es creciente. No ha terminado su trabajo, pero lo poco que se ha aprobado hasta ahora, ha sido por la imposición de una mayoría de izquierda más radical dejando a las fuerzas de centroizquierda en una posición muy debilitada. Para qué decir de las fuerzas de derecha que son minoría en la Convención. Eso te dice que la opción de Rechazo va a ser la bandera que va a levantar este sector, frente a este proyecto de nueva Constitución tal cual va hasta ahora.

-Hay quienes plantean alargar el plazo de la Convención. Otros dicen que no se lograría nada. ¿Cuál es tu visión del trabajo constituyente?

-Es difícil pedir más plazo cuando hay tantas críticas sobre el trabajo de la Convención. El hecho de que por ejemplo en Medio Ambiente se rechazaron 36 de 40 normas y de que algo parecido ocurre respecto de los Derechos Fundamentales, habla de que no se está haciendo bien la pega. Ese concepto de que no se está haciendo bien la pega se está reproduciendo con mucha fuerza en cada uno de los debates. Es difícil darle más tiempo a los mismos y esperar un cambio en la situación. No creo que haya espacio para una prolongación pero sí para buscar alternativas: si los actuales convencionales no  son capaces de hacer la pega habría que, mediante una elección, buscar a nuevos convencionales.

-¿Cuáles crees que serán los flancos débiles de Boric? ¿Dónde se juega su destino?

-Un flanco débil del actual presidente Gabriel Boric es heredado: es un karma que han vivido tanto Sebastián Piñera como la propia Michelle Bachelet, que es la falta de gobernabilidad. Creo que en ese concepto de la gobernabilidad se juega el éxito o el fracaso de la actual administración de Apruebo Dignidad. Una gobernabilidad que, para empezar, no tiene en el Congreso. Recordemos que solo tiene 37 diputados propios y cinco senadores. Por lo mismo camina en una delgada línea en acuerdos frágiles, con otras fuerzas de centroizquierda que aun así no lo acercan a una mayoría en el parlamento. Un presidente que no tiene mayoría en el parlamento, ya lo hemos vivido, es un presidente de minoría al que  finalmente le cuesta mucho avanzar en reformas, le cuesta mucho cumplir con las promesas hechas durante la campaña.

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