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Barras bravas que sabotean el fútbol: qué las motiva y por qué «están mejor que nunca» – El Líbero

Diez personas permanecen detenidas por delitos en los estadios debido a los sucesos del fin de semana. Se suman a los 107 barristas encarcelados entre octubre y diciembre por ilícitos como saqueos, robo, incendio y violación a la Ley de Control de Armas, de acuerdo con un informe gubernamental. El deporte es el supuesto paraguas que los aglutina, pero no la única actividad que comparten, pues también se les relaciona con actividades vinculadas al tráfico de drogas; y en temporadas incluso actúan como “brigadistas políticos”.

¿Puede una barra brava apartarse de su razón de ser primaria, que es ser la hinchada de un equipo de fútbol y convertirse en algo más? Para el arquitecto Iván Poduje, miembro del Consejo Nacional de Desarrollo Urbano, la respuesta es afirmativa. Las barras, explica, como organizaciones sociales trascienden el deporte, están coordinadas en los barrios y vinculadas a otras organizaciones, por tantopueden seguir operando aunque se suspenda el torneo nacional.

El 31 de enero levantaron un lienzo en el partido entre Coquimbo Unido y Audax Italiano: «calles con sangre, canchas sin fútbol». Esa tarde impidieron el desarrollo normal del encuentro, se enfrentaron a los guardias de seguridad y rompieron la cabina del VAR, lo que ocasionó la suspensión del duelo. El 2 de febrero en San Carlos de Apoquindo hubo otro episodio de gravedad en el encuentro entre Universidad Católica vs. O’Higgins en el que cayeron tablones, botellas y bengalas cerca del arco defendido por Matías Dituro.

Viernes, sábado y domingo hubo episodios de violencia en los estadios. Hoy se adelantó la hora del encuentro entre Universidad de Chile y el Inter de Porto Alegre por la Copa Libertadores y se jugará a partir de las 18 horas en el Estadio Nacional, una hora y cuarto antes de lo originalmente pautado, como medida preventiva. De acuerdo con la información entregada por Carabineros, hay 10 personas detenidas por delitos en los estadios durante el fin de semana, todas quedarán con prohibición de asistir a las sedes, sea por prohibición judicial o por ejercicio del derecho de admisión. Además, trascendió que las autoridades tienen posibilidades de identificar a otras 30 personas gracias a las cámaras de seguridad de los estadios y el trabajo de Carabineros.

Esto se suma a un informe del gobierno difundido por El Mercurio el 24 de diciembre pasado que da cuenta de que desde el 18 de octubre hasta esa fecha detuvieron a 107 personas pertenecientes a las barras bravas: 72 de ellos residentes de la Región Metropolitana, 23 en la región de Valparaíso y 4 en la región del Biobío. Los 8 restantes se dividen en otras zonas del país. Se les vinculó a delitos como saqueos, robo, incendio y violación a la Ley de Control de Armas. También se detalló que 63 simpatizan con la Garra Blanca de Colo Colo; 26 con Los de Abajo de Universidad de Chile; 16 con los Pánzers de Santiago Wanderers y 2 con Los Cruzados de Universidad Católica.

Integrantes de la Garra Blanca y de Los de Abajo han estado desde el mes de octubre en medio de las manifestaciones. Llaman a movilizarse y a mantenerse en las calles con un rol activo en las protestas. “Tiemblen, se les viene marzo y no habrá gobierno ni leyes represivas que lo resista”, escribió en Twitter a finales de enero la facción denominada antifascista de la Garra Blanca.

En octubre pasado por lo menos 14 barras bravas de los equipos de fútbol locales mostraron su respaldo a las movilizaciones. Además, 16 de estos grupos emitieron comunicados o pronunciamientos con la amenaza de boicotear el reinicio del Campeonato Nacional que estaba previsto para el 15 de noviembre. Finalmente el torneo fue suspendido.

El profesor e investigador del Centro de Políticas Públicas de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo José de la Cruz Garrido, quien ha trabajado en distintas poblaciones de la Región Metropolitana, afirma que las barras “tienen una larga historia de relaciones políticas, han funcionado como brigadistas de distintos sectores. Vienen a ser una suerte de milicias, tomando el concepto clásico, ya que funcionan como soldados. Han estado asociados a dirigentes de fútbol, lo que les ha dado un poder importante. Aparte, tienen el control de vastos territorios en Santiago, y tienen vínculos con el narcotráfico”.

El investigador utiliza la palabra “mercenarios” pues los grupos, y en particular algunas facciones, no operan en función a una ideología o principios: pueden trabajar para la campaña del «senador A» de la derecha y después para el «senador B» de la izquierda, dependiendo de dónde esté el dinero; esto ocurre en particular en los sectores vinculados al tráfico de drogas donde se necesita el control territorial que tienen estas organizaciones para poder calar. En las periferias hay señales físicas de ese control territorial con los árboles y postes pintados con los colores de los equipos.

Agrega que este no es un fenómeno que sea exclusivo de Chile. “En Inglaterra pasó lo mismo, en los 80 los Hooligans estaban vinculados a los anarquistas y eran antisistema y contra la reina”, y menciona también los disturbios que hubo en 2011 en Londres, Birmingham, Manchester, Salford, Liverpool y Nottingham en las que hubo un importante sentimiento “anti-policial”.

“Estos sectores son históricamente anti-policías, por eso hay tanto rayado de ese tipo. No hay uno que diga ‘quiero una nueva constitución’ o un nuevo sistema político. Ese es su enemigo, y no solamente en Chile. Ellos odian a la policía, la policía los reprime y así sucesivamente por años, y lo que observamos ahora es el resultado de una relación de enemistad y conflicto entre policías y barras bravas. Ahora están dadas las condiciones medioambientales para que haya, digamos, una ‘vendetta”, agrega.

En este punto coincide Poduje, quien se refiere al concepto de la “yuta” que aparece en la mayoría de los rayados, y es a quienes se enfrentan directamente.

En las redes sociales las barras incluso han tratado de borrar sus diferencias con imágenes que dicen “perdimos mucho tiempo luchando entre nosotros”. De esta manera construyen un enemigo común y no se muestran débiles al luchar separadas contra la policía, explica el profesor de la UDD.

“Si se juntan y tienen territorios y causas en común son un fenómeno mucho más complejo. Cuentan con muchos recursos, sobre todo tiempo, tienen todo el tiempo del mundo para dedicarse a esto. No necesariamente están trabajando, probablemente tengan vínculos con grupos asociados al contrabando o tráfico de drogas. A cualquier actividad ilícita que te permita generar recursos de manera fácil y seguir en la política, en las campañas. No tenemos estudios serios sobre quiénes han financiado históricamente a las barras bravas, eso explicaría de dónde vienen los recursos y la protección. La ley de violencia en los estadios nunca ha funcionado. Estos son grupos complejos que han sido subestimados en su potencial y hoy vemos los resultados”, asevera Garrido.

Pese a las actividades conexas, Garrido no cree que estas organizaciones puedan existir separadas del fútbol, por la fortaleza del deporte desde el punto de vista psicológico y la fuerte adhesión que genera.

Por tanto, sostiene, hay que tener especial atención sobre estas organizaciones al momento de diseñar políticas públicas en materia de seguridad. “No todos los integrantes de una barra brava piensan igual, pero basta con que un grupo importante de estas facciones esté en sintonía con este proceso, con el movimiento que hay en Plaza Baquedano para que sean una llama difícil de apagar porque se auto-combustionan. Tienen recursos humanos, son facciones, y hay que hacer un trabajo de inteligencia importante, cuáles están involucrados, cuáles son sus redes, los barrios a los que pertenecen y probablemente esa sea una investigación de largo aliento”, advierte Garrido.

Para Poduje, las barras bravas junto con los estudiantes secundarios “son la fuerza de choque más organizada, con más entrenamiento y con más efectividad”. Insiste en que “el fútbol es lo que los une, pero ellos tienen un despliegue en el territorio, se organizan por barrios, tienen actividades. El fútbol es el elemento central, pero no el único”.

En consecuencia, ¿es paradójico que si el fútbol es el elemento que les da identidad, sean las mismas barras las que llamen a detener los partidos? Ante esto, el arquitecto responde que “la barra tiene varias agendas y una de ellas es estar en el movimiento social, entonces para ellos este es el mejor de los mundos, porque siempre eran condenados por la opinión pública por la violencia en los estadios, pero ahora tienen a la opinión pública a su favor. Tienen políticos a favor de ellos, tienen intelectuales a favor de ellos. Entonces, por qué razón van a dejar de existir, nunca habían estado mejor que ahora”.

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