El reciente estudio publicado por el Panel Ciudadano de la UDD, nos muestra dos datos muy elocuentes: el 46,5% de los encuestados declara no conocer a los ministros del gabinete de Piñera y sólo 17% expresa su opinión favorable por alguno de ellos, siendo Andrés Chadwick, quien obtiene más menciones, con 3,6%.
Recién cumplidos 100 días desde que asumió por segunda vez el gobierno, la derecha en La Moneda se enfrenta a una interesante discusión: estos resultados muestran que no existen ministros que puedan perfilarse públicamente como liderazgos válidos desde sus áreas aunque tengan el espacio libre, y a la vez expresan la incapacidad comunicacional de éstos (más allá de sus perfiles técnicos) lo que ha permitido a la oposición levantar una agenda centrada en la sequía legislativa del gobierno. La sensación es que a todas luces no hay una respuesta certera a estas inquietudes.
La exitosa estrategia comunicacional de blindar al Presidente y exponerlo lo menos posible a la contingencia, aun a pesar suyo, requiere de un andamiaje de vocerías políticas y técnicas desplegadas que permitan detener los embates de la opinión pública antes de que éstos lleguen a Piñera. Si bien Andrés Chadwick y Cecilia Pérez manejan el código y transmiten y refuerzan la línea política del gobierno en sus vocerías, los ministros sectoriales se han visto en general muy poco eficaces en la comunicación, cayendo de forma reiterada en salidas de libreto, declaraciones confusas o derechamente en errores que han terminado en interpelaciones, acusaciones constitucionales y rectificaciones públicas de parte del mismo Presidente. Los ejemplos son muchos y se ha escrito profusamente sobre ellos. El resultado es que todos los estudios muestran un desacople entre la aprobación presidencial y el apoyo al gabinete.
La excepción entre los ministros sectoriales ha sido Isabel Plá, quien ha demostrado olfato y buen manejo comunicacional para perfilarse en las discusiones sobre la equidad de género, llamando la atención a un senador e instalando una agenda de medidas que sin duda no estaban en el programa de Piñera, o al menos no eran su prioridad. Todo ello, sin embargo, no por impulso ni convicción propia, sino más bien como respuesta a la ola feminista impulsada por las estudiantes, que cuenta con gran apoyo de la ciudadanía.
La excepción entre los ministros sectoriales ha sido Isabel Plá, quien ha demostrado olfato y buen manejo comunicacional para perfilarse en las discusiones sobre la equidad de género, llamando la atención a un senador e instalando una agenda de medidas que sin duda no estaban en el programa de Piñera, o al menos no eran su prioridad. Todo ello, sin embargo, no por impulso ni convicción propia, sino más bien como respuesta a la ola feminista impulsada por las estudiantes, que cuenta con gran apoyo de la ciudadanía.
Así las cosas, y considerando que para lograr el objetivo político del gobierno de entregar el mando a uno de los suyos en 2022 no sólo basta hacer un buen gobierno, un gabinete débil en la percepción ciudadana se puede transformar en un lastre para dicho norte. Por ello, tal como las cuentas de servicios que advierten la acumulación de deudas, ya se escuchan por los pasillos del gobierno los rumores de un cambio de gabinete, que si bien será acotado, buscará fortalecer aquellas áreas sectoriales que evidentemente han estado en falta, y servirá como una clara advertencia para aquellos que aún no comprenden su rol en la estrategia política de Piñera. Un corte en trámite.