■ Garantizar el secreto del voto, un eficaz sistema de identificación y la minimización de riesgos son fundamentales para que el resultado obtenido en una elección mediante votación electrónica sea validado por todos.
Más allá de situaciones puntuales, como errores en el padrón electoral, el sistema electoral chileno goza de buena reputación. Es que son pocos los países que utilizando lápiz y papel pueden mostrar resultados fidedignos en poco tiempo, sin contar la característica de transparencia que tienen las elecciones nacionales.
Es por eso que, al surgir la discusión sobre migrar a un sistema de votación electrónico, todo apunta a asegurar la validez del proceso.
“El sistema debe garantizar la existencia del secreto del voto, en especial en sistemas que realizan tanto la autenticación como la emisión de los votos. Siempre existe un riesgo de manipulación por parte de personal interno con acceso privilegiado al sistema, o bien de hackers ajenos al mismo”, comenta Nicole Forttes, directora de Smartlab c investigadora del Centro de Políticas Públicas de la UDD.
Así, la transparencia, que todos los ciudadanos puedan saber que está sucediendo en la votación y que los sufragios sean contabilizados correctamente son fundamentales para la validez de este proceso.
“La validez del sistema se basa en dos parámetros: la identificación y la autcntificación. La identificación, dada por conocer los datos de las personas, y la autentifícación, por la comprobación de esas identidades’’, asegura Cristian Barría, director del Magístcr en Seguridad de la Información de la Universidad Mayor. Para eso, los sistemas usan la biometría, que garantiza la comprobación de la identidad.
Pero más allá de los procesos técnicos -apunta Forttes-, se debe fomentar que el electorado confíe en él.
“Se debe garantizar a la ciudadanía que el sistema no es vulnerable”, asegura.
En esta línea, Barría señala que “una de las mayores ventajas de la votación electrónica radica en que se pueda votar en cualquier lugar. La exigencia es que haya recintos preparados para ir a votar y no precisamente votar desde el hogar”.
“El sistema de votación electrónica precisa que se comience con una marcha blanca en elecciones pequeñas, ya sea en colegios o centros de alumnos, por nombrar algunas, con el objetivo de educar a la población y así aspirar a implementarlo masivamente”, agrega.