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Un debate abierto – La Segunda

■ Si bien el sistema electoral chileno es admirado por su seriedad y rapidez, la opción de instaurar tecnologías como la utilizada en Estados Unidos cada cierto tiempo resurge en la sociedad.

La irrupción de nuevas tecnologías ha facilitado la vida de las personas. Prueba tangible de ello es que hoy trámites bancarios, compra de bonos y un sinnúmero de otros trámites se pueden realizar de manera Online.
De hecho, las empresas públicas y privadas están implcmentando la transformación digital; en el ámbito médico, las fichas clínicas en línea están tomando fuerza y el e-commerct ha crecido con fuerza en Chile en el último lustro. A ello se suman, por ejemplo, compañías de retail que recurren a encuestas digitales para medir los niveles de satisfacción de sus clientes.
Avances que facilitan la vida cotidiana y que incluso podría llegar a un rito tan solemne como las elecciones. Es que la implementación del voto digital es una discusión que cada cierto tiempo irrumpe en distintas esferas del país.
Es que si bien el proceso electoral nacional saca aplausos en el resto del mundo merced a su transparencia y rapidez, lo cierto es que aspectos como el llamado de vocales de mesa, la constitución de éstas los días de las elecciones o las largas filas para emitir el sufragio son aspectos que podrían ser subsanados con la votación digital.
“Existen dos variantes de voto electrónico, presencial y remoto. El primero permite votar en el local más cercano y una verificación bio-métrica de identidad. En la votación electrónica presencial no existen descuadres de mesa ni votos ‘dudosos’, en el sentido de que se deba discutir si es un voto válido, nulo o blanco como sucede hoy con el papel”, explica Tomás Barros, gerente general y fundador de E-Voting.
La instancia remota, en tanto, permite ahorrar tiempos de organización y ejecución del proceso de votación para las organizaciones, pues los electores pueden participar desde el lugar donde se encuentren, a través de cualquier dispositivo.
Más participación
Desde que en 2012 se instauró la inscripción automática y el voto voluntario, la participación se ha transformado en protagonista en los distintos procesos electorales que se han desarrollado. De hecho, y según datos del Scrvcl, solo el 46,67% de los habilitados sufragó en los comicios pasados, y aunque el número mejoró en comparación con las municipales de 2016 -donde solo 34,83% del padrón participó-, de todas maneras la abstención fue significativa.
De esta forma, la idea de pasar del tradicional voto con papel y lápiz a uno electrónico como mecanismo para aumentar la participación de la ciudadanía ha tomado fuerza.
“Este sistema ayuda a aumentar la votación. Para nuestro país sería muy positivo, porque seguro estimularía a los jóvenes y a aquellas personas que viven en otras ciudades y nunca cambiaron su registro. También podría aumentar considerablemente el voto en el extranjero”, asegura Germán Silva, analista político y académico de la Facultad de Humanidades de la Universidad Mayor.
En ese sentido, Claudio Quiroz, director de Votos Chile, apunta que el voto electrónico facilita y acerca la votación a los ciudadanos. Ejemplo de ello, señala, es que manteniendo el sistema de votación con locales para resguardar el secreto del voto, se podría innovar para que la persona vote en cualquier lugar, sin importar su inscripción, mediante la emisión de su sufragio en una máquina.
“Si su inscripción electoral fue en La Florida y está en Huechuraba, la persona podría ir al local más cercano y votar habilitando el voto que le corresponde de diputado, concejal, etcétera. Es decir, estar lejos de su local de votación no será excusa; esta sugerencia del transporte gratis el día de la elección no tendría sentido”, asegura.
No obstante, hasta el año pasado -comenta Nicole Forttes, directora de Smartlab e investigadora del Centro de Políticas Públicas de la Universidad del Desarrollo– solo 7 países habían implcmentado este sistema: Estonia, Brasil, Estados Unidos, Venezuela, India y Filipinas, aunque solo en Estonia se utiliza para elecciones presidenciales.
“Estonia es un país que siempre se está mirando a nivel de gobemanza digital. Ellos implementaron el voto
Fotos: Archivo El Mercurio. electrónico como medio adicional de votación en 2005 y gozó de confianza generalizada desde el inicio. Estonia es un país sin conflictos, que goza de un elevado nivel de confianza en sus instituciones, y el voto electrónico se introdujo junto con un programa más amplio de digitalización de las instituciones”, explica la docente.
Beneficios
Más allá del debate respecto de si la implementación del voto digital aumentaría los índices de participación ciudadana, lo cierto es que esta tecnología tiene varios beneficios.
Así por lo menos lo asegura el docente de la Universidad Mayor, quien señala que el sufragio electrónico es un sistema rápido, tanto en el momento del voto como en el contco, que es instantáneo.
Esto -explica el profesional-“evita especulaciones en esas horas posteriores al cierre de mesas. Para el caso de Chile, ayudaría a que personas inscritas en cualquier lugar del país pudieran votar donde se encuentren, y también disminuiría el número de vocales de mesa, lo que siempre ha sido un problema: gente que no se presenta o personas que se enteran que deben asumir ese rol, ya que el titular fue reemplazado, etcétera».
Nicole Forttes agrega que este tipo de votación genera “más accesibilidad e inclusión para votantes con discapacidad visual, y con el voto en línea para los votantes que no puedan salir de sus viviendas y quienes residan en el extranjero”.

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