De acuerdo a las autoridades, condonar el Crédito con Aval del Estado costaría 8 mil millones de dólares. A raíz, ¿qué tan viable es eliminar esta deuda para los afectados? Y de ser así, ¿cuáles serían los mecanismos?
Cuando Sebastián Piñera asuma el próximo 11 de marzo como nuevo Presidente de Chile, tendrá que enfrentar una serie de demandas ciudadanas a las que se comprometió durante la campaña. Sin duda, una de las más importantes es la eliminación del Crédito con Aval del Estado (CAE).
A pesar de las promesas, los expertos y las autoridades han señalado que es un tema muy complicado. Incluso, el actual ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre, declaró el miércoles pasado que “son US$ 8 mil millones de deuda CAE y US$ 4 mil millones de deuda del Fondo Solidario, son US$ 12 mil millones. No te lo puedes bancar de una, eso te lo digo claramente” y abogó por una solución gradual del tema.
Una opinión similar es la que tiene el diputado DC Pablo Lorenzini, integrante de la Comisión de Hacienda de la Cámara, quien manifestó a La Nación que “es complicado, lo mismo que el tema de la AFP, porque hay que ponerle números, o sea, no basta con las intenciones. En campaña se dicen muchas cosas para los dos lados, pero ya asumido el gobierno esto hay que aterrizarlo”.
“Puede entenderse, si es que hay una mayoría, que hay que eliminarlo, pero hay que hacerlo con plazos, se tiene que hacer de a poco, porque son cientos de miles de millones de dólares que no puedes cambiar de un día para otro”, aclaró.
El diputado detalló que “hay que ver ahora, fuera de campaña, si efectivamente se puede eliminar, qué significa eso, cuánta plata costará y eso relacionarlo con cómo viene la economía proyectada en forma seria por el Banco Central y otros estudios internacionales, para no mentir, para hacerlo posible, pero dentro de lo que realmente se pueda, porque tampoco se puede descontrolar el país”.
Respecto si es factible una solución para todos los deudores, Lorenzini señaló que “en lo personal, no me gusta que sea para todos. Está bien lograr una solución para los que no pueden pagar, pero no para el 20 o 25 por ciento que puede hacerlo con créditos razonables y con tazas que puedan acceder. Apuntar a todos lo veo a corto plazo complicado, los números no me dan por ninguna parte… no es viable”.
En cuanto a mecanismos, aseguró que “lo he dicho hace muchos años y no me han hecho caso, hay plata. Hay muchos programas que cada gobierno implanta con cientos de millones de pesos que no cumplen su función y ya están obsoletos. Entonces hay de donde rescatar dinero en forma seria para algo serio”.
WAISBLUTH: NO CREO QUE SEA UNA PRIORIDAD
Quien no está para nada de acuerdo es el académico del Centro de Sistemas Públicos de la Universidad de Chile y fundador de Educación 2020, Mario Waissbluth, quien declaró a La Nación que “evidentemente hay personas de bajos recursos que pasan penurias pagando deudas del CAE, obvio que las hay, pero también hay personas de bajos recursos que están pasando penurias con sus deudas hipotecarias y también nos falta plata para los cinco mil especialistas de los hospitales públicos, tenemos dos millones de personas en las listas de espera a veces al borde de la muerte, o tenemos 200 mil niños en un sistema de protección de la infancia que ya no da más, también necesitamos formar educadoras de párvulo”.
“La pregunta no es si hay o no plata para financiar la condonación del CAE, la pregunta es cuáles son las prioridades sociales más urgentes en Chile y yo no creo que sea esa”, afirmó Waissbluth.
Argumentó que “los estudiantes demandan lo que a ellos les conviene y no tienen mucha imaginación para ver lo que está pasando con las personas en las listas de espera o con las ancianas que tienen que estar entregando sus casas porque no pudieron pagar sus hipotecas. Entonces, hay un poquito de mirarse al ombligo en estas demandas”.
El académico detalló que “en Alemania hay gratuidad para toda la educación, desde la sala de cuna hasta el doctorado. Muy bien por ellos, pero su carga tributaria es del 44% del Producto Interno Bruto y no la mitad como es aquí en Chile. Entonces, cuando me suban los impuestos a esos niveles, entonces yo estaré feliz de que se pague la educación, pero antes hay gente que está al borde de la muerte en las listas de espera ¿Qué es más urgente, solucionar que haya gente al borde de la muerte o pagar las deudas del CAE?”.
DUSSAILLANT: “ES VIABLE, PERO ES MUY ALTO EL COSTO”
Para la directora del Centro de Políticas Públicas de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo, Francisca Dussaillant, la idea de condonar el CAE “es viable, sí, pero cualquier gasto que hace un Gobierno debe hacerse a costa de postergar otros gastos. Y el costo de condonar el CAE es muy alto. Entonces la pregunta no debiera ser si es viable o no, sino que si es ético o no destinar una fracción importante de los ya limitados recursos estatales, que podrían destinarse a otra cosa (salud, vivienda, transporte, infancia), para condonar una deuda que mantienen personas que, en su mayoría, poseen algún título de educación superior. Es decir, estamos hablando de condonar una deuda a las personas que tienen mayor capacidad de generación de ingresos”.
La académica tampoco ve que haya mecanismos factibles para condonar la deuda. “Debido a la gran cantidad de obligaciones que han ido suscribiendo los sucesivos gobiernos, además, la capacidad que le queda a un próximo gobierno de acceder a los recursos necesarios para la condonación del CAE, probablemente requerirán de que Chile incremente su deuda. ¿Quiénes pagarán dicha deuda? Pues las futuras generaciones de chilenos. Además, mientras más se endeuda un país, mayores son los costos de esta deuda, más difícil se hace obtener créditos a intereses bajos.¿Queremos que nuestros hijos vivan en un Chile que debe gastar una porción importante de sus ingresos en pagar los intereses de una deuda externa que se adquirió para beneficiar a personas que no está claro que hayan necesitado tal apoyo con urgencia?”, argumentó a La Nación.
“Entonces, la discusión acá es más bien ética, se trata de establecer prioridades. Y, además, cualquier análisis debiera considerar una mirada a Chile en largo plazo. Dejar de lado la inmediatez y mirar la película completa”, concluyó.