Galimatías, concepto definido por la Real Academia de la Lengua como “lenguaje oscuro por la impropiedad de la frase o por la confusión de las ideas. Confusión, desorden, lío”. Ejemplo terrenal, la siguiente frase titular de Gutenberg Martínez en la edición del viernes pasado en el diario “Pulso”: “La irrupción de Piñera ha sido potente, la inacción socialista es paralizante y la amenaza de la izquierda retro progresista complica a la izquierda oficialista”. Entender el concepto tras esa frase, un gran desafío. Se necesita más que un diccionario o tener a un semiólogo: para entender es imperativo ser político, al parecer.
A ellos, los políticos, les gusta hablar enredado y ejemplos hay miles. El ex senador radical Nelson Ávila es recordado hasta hoy como uno de los parlamentarios con las lenguas más prolijas del Parlamento. De labia diversa, Ávila señala que “Gutenberg Martínez intentó hacer un juego de palabras que resultara atractivo, pero le salió una galimatías: quiso decir algo simpático, pero le salió una morisqueta”, asegura.
Decir sin decir
El sentido común dirían que un político, como representante de la voluntad popular, debería expresarse en el lenguaje más sencillo y directo posible, pero, por alguna razón más intrincada que su propio lenguaje, no lo hacen. ¿Por qué?
“En el arte de la política muchas veces importa más decir algo que el contenido del mensaje”, señala el cientista político de la Universidad del Desarrollo, Miguel Ángel Fernández, y agrega: “Es el modo por el que transmiten seguridad y transforman la realidad para el interés de su posición o partido, ese intento constante muchas veces los lleva a sobre explotar explicaciones, y se les entiende poco y nada”, opina.
“A veces las profesiones tienen sus palabras claves, entonces los políticos también tienen su lenguaje encriptado. Cuando alguien escucha “la izquierda retroprogresista” seguramente se pregunta qué es eso. ¿La izquierda que va para atrás? ¿La izquierda antigua? Yo creo que Martínez no se imaginaba hablándole a la gente. Él intentó jugar e inventar un concepto”, acota el cientista político Gonzalo Müller.
Traductores
El diputado y experto electoral, Pepe Auth, tiene una teoría sobre lo que dijo el Gute: “Ese es lenguaje político convertido en jerga, solo comprensible para los miembros del club político. Es más revelador del distanciamiento de la sociedad, incluso que el desconocimiento del precio del Metro, porque refleja desinterés en que los mortales comprendan lo que dices, se dan por satisfechos con ser entendidos por los GCU (Gente Como Uno: los políticos)”.
El senador RN Francisco Chahuán señala que “hoy vale más la capacidad de comunicar ideas de forma clara y rápida”, comenta.