En 2010, bajo el gobierno del Presidente Sebastián Pińera, se hizo el primer llamado para abrir los liceos Bicentenario, proyecto que tendría como objetivo replicar a los tradicionales establecimientos emblemáticos. Postularon 120 municipios y 30 quedaron seleccionados. Al ańo siguiente se eligieron otras 30 comunas y en 2011 comenzaron a funcionar los 60 liceos Bicentenario que existen en todo el país, los cuales ya están arrojando resultados concretos.
Según un cruce de datos realizado por los investigadores de la Universidad del Desarrollo Mauricio Bravo y Mauricio Apablaza, los liceos Bicentenario obtuvieron un puntaje PSU promedio que supera ampliamente al de sus pares municipales y a los establecimientos subvencionados, siendo sólo aventajados por los recintos de pago. Dicho análisis arrojó, por ejemplo, que en la prueba de Lenguaje los liceos Bicentenario promediaron 543 puntos, 40 puntos más que los subvencionados y 74 más que los otros establecimientos. En en Matemática los proyectos Bicentenario obtuvieron 542 puntos, situándose 41 puntos por encima de los colegios subvencionados y 73 puntos por sobre los otros municipales (ver infografía).
Además, la brecha entre los liceos Bicentenario y los particulares pagados es mucho menor que la existente entre estos últimos y los recintos municipales y los subvencionados. Para Mauricio Bravo, todos estos datos revelan un método exitoso. A los liceos Bicentenario les va mejor, porque tienen una metodología orientada a cubrir todo el currículum nacional. Ellos establecen que si el 80% de sus alumnos no ha adquirido el 80% del contenido es un fracaso, entonces tienen que volver a instruirlo para que todos aprendan, imitando el modelo de los emblemáticos, seńaló el investigador de la UDD.
Pero los resultados de la PSU no son el único indicador del buen desempeńo de estos colegios. Según el libro recientemente publicado por Bravo, llamado Liceos de Excelencia Bicentenario: vía rápida de inclusión y movilidad social, al partir, estos recintos tenían un promedio Simce inferior o muy similar a los otros liceos públicos. Sin embargo, ya en 2013, en el Simce de octavo básico de Matemáticas había 58 puntos de diferencia a favor de estos colegios de excelencia.
Según Bravo, uno de los mitos que se derriba en su investigación es que los liceos Bicentenario seleccionan. No todos los liceos Bicentenario seleccionan. Algunos sí, otros no tienen posibilidad de hacerlo. Los Bicentenario tienen un alto componente regional. Cuando se hicieron se privilegió a comunas alejadas de la capital y con una alta vulnerabilidad. Por lo tanto, no hay tantos postulantes como para que puedas seleccionar. De lo que sí se preocupan mucho es que estos postulantes tengan fuerte motivación por el estudio, que quieran aprender y que cuenten con el apoyo de su familia. Eso es más importante que las notas, aseguró el investigador de la UDD.
Pero para Francisco Javier Gil, académico de la Cátedra Unesco de la U. de Santiago, los liceos Bicentenario no son un éxito en política pública: No hay ningún secreto en los resultados de los liceos Bicentenario. Lo que pasa es que tienen menos alumnos vulnerables que los colegios municipales normales, y en la medida en que se trabaja con menor vulnerabilidad se obtienen mejores resultados en la PSU. El puntaje en la PSU crece linealmente en la medida en que los colegios son menos vulnerables, seńaló.
El académico de la U. de Santiago subrayó que a 2014 el indice de vulnerabilidad educacional (IVE) promedio de los 60 liceos Bicentenario era 0,65, mientras que el de los liceos municipales que tienen enseńanza media de jóvenes era de 0,87%, lo que quiere decir que el 87% de los jóvenes es altamente vulnerable.
Efecto descreme
Cristóbal Villalobos, investigador del Ceppe de la U. Católica, seńaló que los resultados de los liceos Bicentenario se explican por su foco en la PSU: tienen un objetivo totalmente relacionado con que ingresen a la universidad.
Además, Villalobos remarcó que aproximadamente la mitad de los liceos Bicentenario no selecciona, pero utilizan otros mecanismos de control de su matrícula.
En ese sentido, el académico de la UC explicó que para manejar a sus estudiantes van controlando los cupos, reduciendo la matrícula, agrupando por desempeńo los cursos o prácticas como no permitir que se queden los alumnos que repiten. No son formas directas de selección en la admisión, pero tienen el mismo objetivo. Esto y el foco PSU son bastante cuestionables si lo que se busca es una educación más integral.
Al respecto, Mauricio Bravo seńaló que efectivamente, lo que más se critica de los Bicentenario es el efecto descreme, porque saca a los más talentosos y se juntan en los Bicentenarios, dejando a los otros liceos descremados, perjudicando lo que llaman el efecto par, que es que los alumnos más aventajados contribuyen al aprendizaje de los más rezagados. Sin embargo, no hay evidencia específica que demuestre que existe este efecto par.
Raúl Figueroa, director Ejecutivo de Acción Educar y ex asesor de Pińera, dijo que los liceos Bicentenario no tienen más recursos que el promedio del sistema. Su esencia es desarrollar en forma autónoma la excelencia. La clave está en el compromiso de padres, alumnos y directivos. Esa combinación virtuosa hace que superen la media.
La investigación de Bravo, en tanto, seńala que en 2011 un 64% de los alumnos de los Bicentenario provenía de liceos municipales, porcentaje que en 2012 bajó a 44,2%; mientras que en igual período los alumnos provenientes de liceos pagados subieron de 0,5% a 7,2% y los de subvencionados de 35,5% a 48,7%.
Para Gil, lo central es que los Bicentenario son 60 colegios, no representan ni siquiera un décimo de la matrícula. No se puede hablar de educación de calidad porque a unos pocos les va bien.