Encuesta de la U. del Desarrollo evidencia que el 79% de las familias que se calefaccionan con este combustible están dispuestas a cambiar por otras energías más sustentables.
Aunque solo el 5% de los hogares de la Región Metropolitana se calefaccionan con estufas a leña, estos artefactos son capaces de emitir 2.086 toneladas de material particulado fino (MP 2,5) al año.
Esa cantidad equivale al 45,3% del total de las emisiones de este contaminante, que contribuye a la muerte prematura de 4.200 personas al año. El resto lo aportan el transporte público y privado (20,8%), las industrias (16,1%) y actividades agrícolas (3,8%).
La reducción de las emisiones y concentraciones de MP 2,5 en hasta 60% es lo que busca conseguir el plan de descontaminación que actualmente está en proceso de formulación y debutaría en mayo del próximo año. Esa estrategia dejará atrás al vigente instrumento para material particulado grueso.
En el marco de este plan y dado el peso que tiene la leña en la contaminación, el Gobierno busca prohibir el uso de calefactores a leña. Pero como este combustible fósil es ampliamente utilizado en zonas vulnerables (donde se obtiene hasta gratis), se procura añadir una medida a la propuesta, que consiste en el recambio de 50 mil calefactores viejos, salamandras y otros artefactos en sectores rurales de la Región Metropolitana. Según un estudio encargado por el Gobierno, 51.980 viviendas de zonas externas al Gran Santiago representan el 40% del consumo de leña en toda la región. El resto se utiliza en zonas urbanas periféricas de la capital.
El subsecretario del Medio Ambiente, Marcelo Mena, dice que esta medida será financiada con aportes de las industrias. «La mitad de las emisiones están fuera del radio urbano, pero la restricción logrará evitar hasta 900 casos de mortalidad prematura. Nuestra visión es que a través de la compensación de industrias contaminantes podamos lograr la reconversión de calefactores viejos en sectores rurales», adelanta.
En total, Mena estima que cada recambio de calefactor costará sobre $1 millón. «A esto hay que añadir los planes del Ministerio de Vivienda para establecer planes de aislación térmica en las casas de estos sectores».
Los calefactores serán reemplazados por estufas con combustibles de menores emisiones como pellet, gas natural y licuado, parafina (tiro forzado) y electricidad.
Apoyo a la medida
A diferencia de lo que ocurre en zonas como Coyhaique, donde los recambios son resistidos por los habitantes porque la leña forma parte de su raigambre cultural y es una forma muy conveniente de calefacción, en la Región Metropolitana la idea goza de apoyo, según encuestas oficiales, que muestran que hasta el 79% de quienes calefaccionan exclusivamente con leña (0,87% de los hogares) apoyan el recambio de calefactor.
Hugo Contreras, investigador del Centro de Políticas Públicas de la U. del Desarrollo, señala que «debe focalizar un plan de reducción de los calefactores en familias vulnerables, a través de una política integral. Se puede llegar a ellos a través de un subsidio a esas familias», postula.
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