El rol que ha tenido el Presidente Piñera en el tema Venezuela ha generado análisis, críticas y apoyos de todos los sectores políticos. Nadie ha quedado indiferente. La apuesta de Piñera no sólo ha consistido en apoyar las gestiones internacionales al gobierno provisional de Guaido, la semana pasada en una apuesta política decidió participar personalmente de hasta ahora la iniciativa más riesgosa de la oposición a Maduro, la entrega de ayuda humanitaria por el paso fronterizo de Cúcuta.
Pese a que no se logró el objetivo inicial de la iniciativa hubo varios hechos como resultado de esta acción. En primer lugar, se consolidó el amplio consenso a nivel internacional que estamos en presencia de un régimen que tiene a Venezuela asfixiado en una crisis política y humanitaria grave, muy grave. Esto es innegable y el apoyo internacional cada día suma nuevos aliados.
En segundo lugar, la consolidación de Piñera como un líder nivel Latinoamericano en la defensa de los derechos humanos. La apuesta original cumplió desde mi punto de vista el objetivo de la moneda. En tercer lugar, neutralizó de alguna forma a la oposición que no ha logrado tener un discurso claro en todo el asunto Venezuela.
Las posturas van variando según el partido del que estamos hablando. Por ejemplo, la Democracia Cristiana tiene un postura muy distinta a la expresada por el Partido Comunista, y el Frente Amplio tiene otra más confusa aún. En buenas cuentas la crisis de Venezuela ha resultado favorable para el Gobierno de Piñera. Para quien ha resultado muy desagradable, es para la ex mandataria Michele Bachelet.
Su ausencia y silencio desde su nuevo cargo, que incluso provocó que el cantante español Miguel Bosé en el concierto Venezuela AID hiciera un llamado muy fuerte para que asumiera el liderazgo que gran parte del mundo espera de ella, en su rol de alta comisionada de derechos humanos de la ONU.
Rodrigo Arellano Falcón
Vice Decano Facultad de Gobierno
Universidad del Desarrollo
