Pertenecen a los sectores populares de las zonas urbanas, son jóvenes o nunca les interesó la política. Se trata de más de la mitad del padrón electoral que tiene decidido que no votará en estos comicios.
En su mayoría, llegaron al padrón electoral de manera automática. Algunos cumplieron 18 años después de que entrara en vigencia la ley de inscripción automática y voto voluntario, en 2012, pero existen otros que nunca, antes de ese día, quisieron ir a registrarse en el Servicio Electoral.
Son uno de los fantasmas más temidos que rondan la elección presidencial que tendrá lugar el 19 de noviembre. Se trata del porcentaje de la población que tiene decidido que no votará por ninguno de los ocho candidatos presidenciales, a quienes las encuestas preliminares han cifrado entre un 53% y un 58% de los ciudadanos habilitados para votar.
A 17 días de la elección, son entre 8 millones 500 mil personas y 7 millones 555 mil ciudadanos quienes se espera que constituyan el porcentaje de abstención.
El factor dinero
De acuerdo a la última encuesta CEP, quienes no figuran dentro del grupo de votantes probables son predominantemente de estratos socioeconómicos bajos, alcanzando un 62% en los segmentos D y E.
“En la abstención hay un marcado sesgo de clase”, explica Mauricio Morales, director del Centro de Análisis Político de la U. de Talca. “Si yo considerara solamente a las personas que tienen total seguridad de votar, en el sector alto existen en un 73%, en el medio en un 42% y en el bajo en un 33%”, agrega.
El analista también agrega otra variable importante: la edad. De acuerdo a la CEP, el porcentaje de jóvenes entre 18 y 24 años que se abstendrán de votar alcanza un 83%.
“Hay una falta de interés por la política en general, y tienen una visión crítica, porque la sienten como algo lejano que no tiene efectos directos en su vida”, acota Gonzalo Müller, director del Programa de Opinión Pública de la UDD.
Jóvenes apolíticos
El director del Programa Electoral de la U. Central, Kenneth Bunker, amplía el rango etario a aquellos que cumplieron 18 años a fines de la década de los ’90, pero nunca se inscribieron en el Servel. Entre quienes tienen 25 y 34 años, la cifra desciende hasta 68%.
Bunker entrega algunos datos: en los ’90, el porcentaje de ciudadanos inscritos para votar rondaba el 90%. En los años 2000, descendió a un 80%. “Ese 20% de chilenos que no se inscribieron nunca, es muy improbable que voten”, asegura.
Según él, a menudo son personas que nunca han votado. “Son egresados, profesionales que no piensan que la política es importante y la rechazan. No es que estén alejados por razones políticas”, afirma.
“Si ponemos en interacción la edad y el nivel socioeconómico, los jóvenes pobres son los que tienen menos chance de votar en Chile. Un joven de 18 a 15 años que viva en Vitacura, es probable que vote en un 70%. En cambio, el mismo joven en La Pintana o San Ramón reduce su posibilidad de votar a un 15%”, explica Morales.
La participación en las zonas alejadas
A este panorama, Bunker agrega una tercera variable: el tamaño de la comuna, siendo las de mayor envergadura las que se consideran urbanas y las menores, las rurales.
“Lo que pasa en las rurales es que es más fácil acceder a la información y que los habitantes conozcan a los representantes, porque la proporción de representantes y representados es mucho menor”, explica.
El mismo fenómeno se repite con las zonas extremas, que a pesar de estar más lejos de las regiones donde se toman las decisiones, tienen mayor interés por involucrarse. “Ellos entienden que sus problemas regionales tienen que tener representación a nivel nacional, y están más conectados con la política local”, agrega.
El problema, añade, es que la diferencia en el número de habitantes es muy grande. “Si vota el 10% del distrito 8, que es el de Maipú, va a seguir siendo significativamente más gente que si vota el 80% del distrito 27, que es de Aysén. La cantidad de gente que arrastran los distritos grandes es mucho mayor”, asegura.
El distrito 8, que es el que comprende a Colina, Lampa, Tiltil, Quilicura, Pudahuel, Estación Central, Cerrillos y Maipú, cuenta con más de un millón de electores y elige 8 diputados.
El 27, en cambio, considera a Coyhaique, Lago Verde, Aysén, Cisnes, Guaitecas, Chile Chico, Río Ibáñez, Cochrane, O’Higgins y Tortel, cuenta con 95 mil habitantes habilitados para votar y elige 3 diputados.
Un 10% del distrito 8 son 100.488 habitantes. Un 80% del distrito 27 son 77.963 electores. Aunque proporcionalmente los interesados en votar en las zonas extremas son mayores, en términos absolutos tienen menor posibilidad de inclinar la balanza.
Fuente: Emol.com