En menos de tres horas, el jueves la Presidenta Michelle Bachelet tuvo la oportunidad de convivir personalmente con las dos almas que residen en el Gobierno.

Temprano, ese día participó en un desayuno organizado por la Cámara Chilena Norteamericana de Comercio. En un ambiente formal -en un centro de eventos de Las Condes-, donde primaron conceptos como atraer inversión extranjera y recuperación económica, Bachelet estuvo flanqueada por el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés. Tras el evento, el secretario de Estado se refirió a la polémica que marcó la semana: cómo se distribuye el 5% adicional de las cotizaciones que propuso el Ejecutivo. El jefe de las finanzas reiteró la necesidad de un pacto nacional, y agregó que el mayor aporte del 5% «tiene que tener solidaridad, también ahorro; no completamente, pero algo de ahorro, y lo más importante es que tiene que tener sostenibilidad».

Dos horas después, la Mandataria se trasladó a Pedro Aguirre Cerda, donde la esperaban la alcaldesa Claudina Núñez y el diputado Guillermo Teillier (ambos PC), entre otros invitados. En esta ocasión acompañaron a la Presidenta la ministra del Trabajo, Ximena Rincón, y el titular de Desarrollo Social, Marcos Barraza. En la actividad se anunció el inicio del pago del aguinaldo de Fiestas Patrias.

Y tal como Valdés en la mañana, Rincón se refirió al tema previsional, reiterando la postura que ha sostenido desde el comienzo: que la totalidad del 5% vaya a un nuevo pilar solidario. «Ese porcentaje es para contribuir a la creación del pilar de ahorro colectivo solidario», sostuvo.

Similar a la mirada de la titular del Trabajo es la del ministro Marcos Barraza, mientras que la visión de Valdés es compartida por el ministro de Economía, Luis Felipe Céspedes. «El destino final del aumento tiene que ser el resultado de la búsqueda de un acuerdo», dijo Céspedes. En un intento por poner paños fríos, el secretario de Estado ha insistido en que hoy no existe ninguna decisión tomada.

Se consuma «el peor escenario»

Para el oficialismo y sectores al interior de La Moneda, este capítulo es el reflejo «del peor escenario» que se pudo haber instalado. Esto, porque habían puesto sus esperanzas en que el tema previsional les podía dar un respiro en medio de la escasa adhesión. Además, el tono «convocante» que utilizó la Presidenta en la cadena nacional en la que anunció la medida fue celebrado por todos los sectores políticos.

Pero las cuentas alegres no duraron ni un día. De inmediato comenzaron las diferencias en el mismo gabinete, contienda que llegó a su peak esta semana.

¿Qué decidirá la Mandataria? Es la pregunta todos se hacen. Conocida es la buena llegada de Rincón con Bachelet y la estrecha relación que han cimentado -en La Moneda la atribuyen a que la ex senadora es siempre la primera en cuadrarse con los discursos de la Presidenta-. Pero, a su vez, en el oficialismo subrayan que la Mandataria, cuando se trata de temas que implican una reforma mayor que afectará las arcas fiscales, es a Valdés a quien más escucha.

En Palacio hay quienes señalan que existe una fuerte molestia de los ministros más técnicos (Valdés y Céspedes) con los más políticos en este debate (Rincón y Barraza). Comentan que estos últimos terminaron por ideologizar un tema, y podrían dejar a Bachelet «arrinconada» en una postura más polarizada.

Y que mientras «los económicos» buscan «cuadrar las cifras», los otros apuestan por una mirada más político-electoral, ya sea porque piensan en una posible campaña al Congreso, o por la necesidad de anotar un punto en ese sentido para el Gobierno.

Un Presupuesto «más suelto» en año electoral

Pero, además, Valdés deberá enfrentar otro desafío en el corto plazo: la negociación de la ley de Presupuesto 2017. Y ya un sector amplio de la Nueva Mayoría está presionando para que el ministro «suelte» más recursos. En esa solicitud pesa el hecho de que este y el próximo año sean de elecciones y en un contexto de baja aprobación al Gobierno.

En Hacienda dicen estar tranquilos. Están a la espera de las cifras que les darán el marco en el que podrán moverse -el PIB tendencial y el precio del cobre-, números que debiesen conocerse en los próximos días. A eso se suma la determinación del ministro de reducir el déficit en un cuarto del PIB por año.

Algunos congresistas ven «preocupado y solo» al ministro en esta batalla. Pero en el Senado sí cuenta con el comité DC, donde mantiene una relación fluida con Ignacio Walker y Andrés Zaldívar. En la Cámara, en tanto, sus interlocutores son Pepe Auth (indep. ex PPD), Manuel Monsalve (PS, presidente de la comisión de Hacienda) y José Miguel Ortiz (DC).

En los sectores más moderados de la Nueva Mayoría confían en que Valdés no caerá en los «cantos de sirena». Además, argumentan que un presupuesto expansivo nunca ha sido sinónimo de ganar una elección, afirmación que sustentan recordando lo que sucedió en 2009, cuando la Concertación perdió el Gobierno.

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