El término 4.0 hace referencia a la cuarta revolución industrial impulsada por la transformación digital, que además conlleva mejorar la calidad de una organización y gestionar de mejor forma su cadena de valor. Mayor conectividad, aparición de nuevas tecnologías, el uso masivo del cloud computing, internet de las cosas y la sensorización ofrecen mayores posibilidades de las industrias y plantean nuevos desafíos que se deben integrar a la hoja de ruta de las organizaciones.
Repetidas veces este año hemos escuchado en varios eventos relacionados con la tecnología que estamos frente a la Industria 4.0, ciberindustria o industria inteligente, y que el foco de las industrias va para allá.
El término 4.0 hace referencia a la cuarta revolución industrial impulsada por la transformación digital, que además conlleva mejorar la calidad de una organización y gestionar de mejor forma su cadena de valor. Mayor conectividad, aparición de nuevas tecnologías, el uso masivo del cloud computing, internet de las cosas y la sensorización ofrecen mayores posibilidades de las industrias y plantean nuevos desafíos que se deben integrar a la hoja de ruta de las organizaciones.
Una mejor conectividad en Chile hoy es posible, el mundo público y el privado realizan esfuerzos permanentes para conectar de norte a sur y no por nada más de 70% de compatriotas pasan(mos) conectados a internet, según los datos de uso y servicio de Subtel. El cloud computing cada vez es más utilizado y en menos de diez años -por lo menos lo que a Amazon Web Services se refiere- se ha posicionado como el actor natural para apoyar al internet de las cosas y a la sensorización, ya que todos esos datos deben quedar en alguna parte ¿o no? Y su análisis permite tomar mejores decisiones en materias de desarrollo de políticas públicas, modelos de comportamiento e impacto en la vida cotidiana de las personas.
No es novedad que las nuevas tecnologías hacen más eficiente la cadena productiva; simular virtualmente la fabricación de un producto, prevenir y reparar averías en remoto, y flexibilizar la producción, cada vez es más común en los procesos de fabricación.
La transformación digital está cambiando las industrias hacia una mano de obra más cualificada, en la que el trabajo manual queda relegado por el software y donde cada vez son más importantes la simulación productiva y el control de la eficiencia.
Este upgrade de la industria, o mejor dicho reindustrialización, está impactando directamente en los trabajadores, ya que no solo se requieren perfiles diferentes, sino que se exigen otras dinámicas, horarios y por qué no decir también que se necesitan otros sueldos. Junto con esos factores, la industria se ha visto impactada por la co-creación, el crowdsoursing o la tercerización masiva que contribuyen a desarrollar un producto.
Esta forma de innovación abierta lleva a la industria a conectarse incrementando su valor añadido, sobre todo en el desarrollo de las industrias y los emprendimientos locales. Así, los distintos actores del ecosistema productivo del país tienen como desafío identificar las nuevas tecnologías, adoptarlas, imitarlas de forma inteligente -si es posible- o si no mejorarlas, identificando así las nuevas tecnologías en todos los procesos productivos, favoreciendo la industria nacional e impulsando la producción nacional.
Columna publicada en El Pulso 20/06/2016