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Tv pública y tv cultural por José de la Cruz Garrido

Me pregunto en este contexto, si la autoridad tiene alguna idea de qué dirección está tomando la industria, y cómo se han consolidado modelos exitosos de TV pública, y que de suyo genera contenidos de calidad. PBS, por ejemplo, con cerca de un 60% de financiamiento por donaciones privadas, suma una extensa red regional por todo EEUU, que incluye radios, y posee una plataforma web que permite lo más importante para efectos del contenido: el broadcasting.

La mala gestión de TVN ya tiene presupuesto. 70 millones de dólares para cubrir un canal en quiebra, o al menos inviable en las actuales circunstancias (36 millones de dólares en pérdidas al 2015), a pesar del poco esfuerzo que ha hecho su administración por diferenciarse de la paupérrima oferta programática nacional. Uno esperaría que las pérdidas al menos fueran reflejo de asumir riesgos en pro de la generación de contenidos, pero nada de eso. Su administración no ha sabido siquiera jugar bien el juego del “circo”, con gastos en más de 15.000 millones en remuneraciones. Noticiarios que no informan, o solo por la superficie, matinales y teleseries que distan, de lo que podemos llamar un contenido de calidad. El cuoteo político, minutos más minutos menos para una cara de un político, nada tiene que ver con la creación de contenidos en materia audiovisual y educativa.

Por el contrario, el CNTV sí ha sido un instrumento eficiente y valorado en el financiamiento de contenidos. Lo mismo el CNCA Audiovisual, ambas políticas de un Estado subsidiario que valoran la iniciativa privada y una industria nacional que se ha consolidado, principalmente en el cine de autor. Por lo mismo, ¿Qué espera hacer el gobierno tapando un hoyo financiero, al que además se agrega la promesa (por segundo año consecutivo) de un canal cultural con un presupuesto de 25 millones de dólares?

Me pregunto en este contexto, si la autoridad tiene alguna idea de qué dirección está tomando la industria, y cómo se han consolidado modelos exitosos de TV pública, y que de suyo genera contenidos de calidad. PBS, por ejemplo, con cerca de un 60% de financiamiento por donaciones privadas, suma una extensa red regional por todo EEUU, que incluye radios, y posee una plataforma web que permite lo más importante para efectos del contenido: el broadcasting. Su propuesta atiende a una serie de puntos que hoy debieran discurse frente al patente bloqueo informativo que vivimos con la situación de Chiloé.

El centralismo comunicacional y el control de Estado de la información (la grotesca imagen de una conductora tapando la boca de una mujer es sólo la cara visible de esta política). ¿Tiene en vistas la autoridad la TV regional y la participación de los GORE? Lo mismo en lo que refiere a la gestión de contenidos educativos, ¿o acaso este gobierno no tiene tanto interés por la equidad y la educación? Quién no vio Plaza Sésamo: en Chile hoy tenemos una pobre oferta de programación infantil nacional, a pesar que acabamos de ver cómo la animación, con un presupuesto mínimo es capaz de ganarle a gigantes de la industria (alianza CORFO, CNCA, Universidad privada y productora privada).

Otro ejemplo, también estadounidense, es CPB que también opera localmente, no tiene fines de lucro y con una vasta oferta de contenidos. Los presupuestos tienen muchas fuentes (minoritariamente estatales) y predomina la independencia y la disposición digital de sus contenidos. ¿Sabrá la autoridad que la TV digital ofrece la posibilidad que los contenidos sean utilizados en contexto de la sala de clases? Ambos canales tienes presupuestos que rondan los 500 millones de dólares.

Con los presupuestos que maneja CNTV y CNCA, la pregunta es qué canal cultural se hará por 25 millones de dólares (el 67% de canal 13 Luksic pagó 55 millones el 2010). El ex presidente de Anatel sostiene que es posible levantar un canal cultural con 4 millones de dólares: la autoridad debe explicar cuál será el modelo de financiamiento y de qué cultura estamos hablando: ¿fomentar el turismo y las comidas típicas? Por lo mismo esperemos que no sea una trampa a los contribuyentes y se terminen triangulando campañas políticas (las productoras audiovisuales son una instancia idónea) so pretexto de una política cultural y de TV, que hoy poco tiene de pública. Que no crea que somos tan ingenuos. Al menos la autoridad tendrá que trasparentar qué productoras estará detrás (lo que es usual en el modelo norteamericano), y esperemos que entienda que “público” no es sinónimo de “Estado central”.

Columna publicada en El Mostrador 28/05/2016