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Nudos de una elección municipal por Eugenio Guzmán

«Llegar a acuerdos en una elección municipal no es fácil, y eso explica el problema de quién compite con quién».

Las elecciones son como los pulmones del sistema democrático: permiten irrigar de oxígeno al sistema y renovar las autoridades políticas. Pero para ello deben cumplir una serie de requisitos: asegurar el derecho a votar sin mediar amenazas; libertad de expresión que garantice la competencia, y neutralidad del aparato estatal, para evitar el sesgo político. Estas condiciones no se cumplen en países como Venezuela.

En Chile, el sistema aún cumple con estas condiciones. Luego, ¿por qué existe tanto debate en torno a las elecciones municipales? No es fácil explicarlo en tan breve espacio, pero abordemos lo esencial. En el sistema electoral municipal (también para diputados y senadores) los partidos pueden competir agrupados; por ejemplo, la Nueva Mayoría es un bloque de siete partidos. Para elegir alcaldes los partidos se agrupan para asegurar la reelección o elección de los candidatos con más posibilidades. Si van separados, y la lista opositora va unida, las posibilidades de ganar son mucho menores. Por eso se realizan acuerdos previos; por ejemplo, que tenga prioridad el alcalde en ejercicio, y en el resto conforme a otros criterios, v.g. dependiendo del partido del diputado y/o senador.

En el caso de los concejales se agrega un factor adicional, pues se eligen de acuerdo con una fórmula que permite repartir más de un cargo: seis, ocho o diez según el caso. ¿Por qué no van separados? Por la misma razón anterior: sin unidad el resultado sería desastroso. Ejemplo: en una comuna de ocho concejales, cuatro partidos afines compiten por separado y obtienen 5%, 14%, 16% y 17%; otra lista unida obtiene 45%, y un candidato independiente consigue 3%. De los cuatro afines, los tres con más votos obtendrían un concejal cada uno; la lista opositora unida obtendría cinco, y los independientes ninguno. ¿Por qué? Porque la fórmula de asignación de escaños así lo determina. Si los partidos afines se unen, sumarían 52%, obteniendo cuatro cupos, y la opositora unida también cuatro, o sea uno menos.

Pero la cosa sigue complicada. Al ir unidos se debe determinar cómo se reparten los cuatro concejales, y el resultado será: el partido con más votos, 17%, obtendría dos; el de 16% y el de 14%, uno cada uno, y el de 5% ninguno. Luego, una posibilidad es que se produzcan subpactos o listas separadas que agrupen a algunos partidos, v.g. que se unan los tres que tienen menos votos (sumando 35% y dejando solo al de 17%). En ese caso la coalición de 35% obtendría tres, el de 17% sólo uno; la lista opositora seguirá eligiendo cuatro, y los de 5% ninguno.

Luego, llegar a acuerdos no es fácil, y eso explica parcialmente el problema de quién compite con quién.

Columna publicada en La Segunda 07/12/2015