Durante el último año y medio, la construcción de hospitales se ha transformado en una teleserie de mal gusto, sobre todo para aquellos que sufren de una enfermedad que requiere tratamiento, están a la espera de una cirugía o necesitan un médico que los atienda con prontitud y en instalaciones dignas.

El primer desaire fue la decisión del actual gobierno –recién asumido- de detener las licitaciones de hospitales concesionados. Con ello se atrasaba la construcción de los hospitales Sótero del Río, Marga Marga, Quillota-Petorca, Curicó, Chillán y Linares, los que aportarían más de 2.500 camas al sistema de salud, con una inversión de 1.000 millones de dólares y la creación de alrededor de 24.000 empleos anuales directos e indirectos en etapa de construcción.

El ministerio de Salud intentó justificar técnicamente la decisión anterior: circularon minutas en el Congreso con los supuestos altos costos de los hospitales concesionados versus aquellos construidos bajo el método tradicional. En ellas había contradicciones y cálculos equívocos, pero lograron sembrar las dudas y confundir a la opinión pública. Hoy se ha demostrado públicamente que los costos presentados por el Ministerio de Salud estaban errados.

Al observar los sucesivos atrasos, el Ministerio de Salud ha hecho varios relanzamientos de nuevos planes de construcción de hospitales, con tanta novedad y entusiasmo de la autoridad, como confusión e incredulidad de los ciudadanos. En resumen: el gobierno comprometió hace un año y medio la agenda 20/20/20 (veinte nuevos hospitales construidos, veinte en construcción y veinte en proceso de licitación), pero hoy la agenda -revelada en la reciente interpelación a la Ministra- contempla 27 hospitales, de los cuales hay 7 en construcción y el resto atrasados.

Dado que las cifras siguen confundiendo, haremos un esfuerzo por clarificar. El plan original (incluidos por hospitales concesionados) incluía 5.253 camas, en hospitales de complejidad alta y mediana, con una población beneficiaria de 6,5 millones de personas; mientras que el nuevo plan incluye 1.735 camas, casi todas en recintos de baja complejidad, beneficiando a 1,3 millones de personas. Los cuatro hospitales de alta complejidad que se mantienen en el nuevo plan corresponden a Exequiel González, Ovalle, Gustavo Fricke, y Calama, todos los cuales están retrasados.

El último plan de hospitales contabiliza recintos muy pequeños, como son el caso de Puerto Williams y Maquehue, ambos con 8 camas cada uno. Así, en el nuevo listado, hay nueve hospitales para poblaciones de menos de 10.000 habitantes, y otros 9 para poblaciones de menos de 20.000 habitantes. Por otro lado, no se incluyen los hospitales Sótero del Río, Curicó, Linares, Chillán, Alto Hospicio, Ancud y Quellón; y se desestiman otros recientemente anunciados (hace dos meses), tales como San Antonio, Casablanca, Puente Alto y Antofagasta.

Esperemos que los tropiezos terminen y que el Ministerio de Salud acelere el tranco, ya que la ejecución presupuestaria de inversión a agosto alcanza solo un 17,2%, con lo cual la autoridad apunta a un bajísimo 85% hacia fin de año. Esto se corrobora con el presupuesto 2016, el cual incluye $497.000 millones en iniciativas de inversión en Salud, correspondiendo a una disminución de 9.3% respecto del año 2015. Información disponible sobre los 332 centros de atención primaria comprometidos por el gobierno, no hay.

Publicado 7/10/2015 en #Voces de latercera.com