Hero Image

Noticias

Redes sociales, rumores y política por Eugenio Guzmán

El número de personas conectadas a redes sociales supera los 1.300 millones. Estudios demuestran que las personas que usan redes sociales participan activamente en política, lo que significaría que las redes sociales lejos de disminuir el interés en la política, la aumentaría.

El número de personas conectadas a redes sociales supera los 1.300 millones. Estudios demuestran que las personas que usan redes sociales participan activamente en política, lo que significaría que las redes sociales lejos de disminuir el interés en la política, la aumentaría. No obstante, no sabemos si los que usan intensivamente las redes lo hacen porque son altamente politizados o al usar las redes se politizan más.

Otro tema distinto es saber ¿hasta qué punto las redes sociales fomentan o destruyen la confianza interpersonal (social) y en instituciones? ¿Existe un “lado oscuro” o al menos “gris” de las redes? En la medida en que éstas admiten toda suerte de expresiones y juicios sobre hechos ocurridos o que supuestamente ocurrirán, como asimismo sobre quienes podrían producirlos o ser afectados, los efectos, para bien o para mal, pueden ser significativos en materia de reputación de individuos, organizaciones o instituciones.

Al respecto, algunos estudios sugieren que a diferencia de las interacciones cara a cara, las que se producen en foros abiertos en diarios y revistas en su formato “online” (v.g. blog de noticias) exhiben grados de agresividad altos, lo que si bien no afecta la sociabilidad de los sujetos en sus redes si en la confianza social, es decir, la percepción de cuán confiable es el ambiente y las instituciones en las que se desenvuelven. Esto no ocurriría en el caso de las interacciones cara a cara pues en ellas las personas tienen otras herramientas para modular su agresividad (tono de voz, gestos, etc.). Además el modo de expresión (palabras) está sujeto a problemas de interpretación (más aún con mensajes cortos) lo que sumado al anonimato permite expresar niveles de agresividad mayores.
Las experiencias al respecto (rumores y “transcendidos”) en Chile como otros países son devastadores. Particularmente, cuando los niveles de confianza ya son bajos, pues no existen mecanismos que balanceen o censuren socialmente a quienes traspasen ciertas normas mínimas de respeto y rigurosidad. Ejemplos los apreciamos a diario en distintos medios (blogs, twitter, etc.), pero peor aun es cuando las fuentes son parlamentarios, pues terminan minando aún mas la confianza que se deposita en ellos.

Columna publicada en La Segunda 26/05/2015