Las horas más oscuras es un libro que nos relata los complejos momentos políticos que vivió Churchill en mayo de 1940. Enfrentado al miedo de su país de ser invadido por la Alemania nazi, la desconfianza del rey y de su propio partido político. Estos episodios forman parte de quienes aceptan el desafío de dirigir políticamente un país, siempre existe la posibilidad de vivir horas tan oscuras como las descritas anteriormente.
Algo así han sido las últimas horas del Presidente Piñera. Luego de intensos días de negociaciones -con la oposición y el oficialismo-, anunciaba hace menos de una semana un proyecto de ley que intentaba frenar el tercer retiro de los fondos de pensión propuesto por el Congreso. Así, respondía a los distintos cuestionamientos provenientes de su propio sector de universalizar los beneficios, y llegar, de forma rápida y directa, a aquellas familias que no han podido salir de los problemas económicos generados por el estallido social y luego la crisis del coronavirus.
Nada hacía presagiar la bofetada que recibiría el gobierno el día martes por parte del Tribunal Constitucional. El plan del gobierno había fracasado. Siete ministros habían desechado incluso la idea de discutir sobre el fondo del tema. El fallo del TC confirmó una realidad que todos, de alguna forma, sospechábamos, la profunda crisis política y la desafección que sufre el gobierno por parte de distintas instituciones. El Congreso, los partidos políticos oficialistas, y el martes pasado se sumó el menos esperado. Las razones de este fallo pueden tener diversas interpretaciones, lo cierto es que con un Poder Ejecutivo empoderado, ninguna de ellas podría explicarlo.
¿Cómo afectará a la agenda del gobierno el fallo del TC?
Restan 10 meses para el final de la segunda administración del Presidente Piñera, y muchos lo dan por sepultado. Algo de razón tienen. El martes quedó con riesgo vital parte importante del legado del gobierno. Recuperar la agenda y el capital político se convierten en una tarea titánica. Los temas que marcarán la pauta este año estarán vinculados a los dos importantes procesos electorales que viviremos: la elección de constituyentes y la presidencial, sobre los cuales poco y nada podrá hacer o influir el Ejecutivo.
Pese a lo anterior, existe un espacio para recuperarla. La gran mayoría de las personas que votaron por Piñera lo hicieron por que vieron en él la oportunidad de enmendar el rumbo, en especial el económico, que dejaba un desastroso segundo gobierno de Bachelet. El recuerdo de un gobierno que tuvo el desafío de levantar Chile luego del terremoto de 2010, de crear cientos de empleos, de rescatar con vida a los 33 mineros, le dio un gran triunfo sobre el candidato continuista. Pareciera que la receta para este momento es menos política, para eso están los partidos de Chile Vamos y más acción. Menos explicaciones al país y más metas cumplidas, menos cadenas de televisión y más calle.
Es poco tiempo y muchos los desafíos políticos. Todo parece indicar que la hora de la decisión ha llegado, Piñera deberá decidir entre entregar la pauta política a sus partidos y al fututo presidenciable, y concentrarse en la gestión, el proceso de vacunación y la recuperación de la economía. Son las horas más oscuras.