Eugenio Guzmán Decano Facultad de Gobierno UDD
Una analogía para representar la trayectoria de un gobierno es identificar los distintos ciclos por los que transita,los que se abren y cierran en función a determinados eventos políticos. En el caso chileno, el primero, tiene lugar entre la investidura en el cargo y el primer mensaje presidencial.
Un segundo ciclo podríamos decir que termina con la aprobación del primer presupuesto. La importancia de éste radica en que se cristalizan con mayor latitud las estrategias, si las hay, tanto de gobierno como de oposición. Pero, también, aquí se aprecian las fortalezas y debilidades de las practicas derivadas de los derroteros de los distintos sectores políticos. En este ciclo es donde las coyunturas tensionan la política y dejan en evidencia las habilidades y recursos políticos de cada sector.
En el caso actual, sin lugar a dudas el principal evento coyuntural ha sido la muerte de Camilo Catrillanca. Y si bien, la oposición intentó e intenta sustraer ventajas políticas de lo sucedido, la verdad más bien no parece resultar. Muy por el contrario, puede ser una oportunidad para el gobierno, pero también para aquellos que efectiva-mente quieran avanzar en el problema, de abordarlo como dimensión país. Demás está decir que incluso aquellos que critican la acción del gobierno, ya sea por su supuesto “buenísimo”, tienen claridad de qué hacer, y aunque puedan balbucear alguna respuesta, ni siquiera están seguros de sus alcances, significados y consecuencias.
Pero el caso Catrillanca no ha sido la única coyuntura compleja, también lo han sido la aprobación del protocolo de salud, la aprobación de la ley Aula Segura, Sename, las irregularidades en el Ejército, Museo de la Memoria, paro del sector público y últimamente la ley de presupuesto. No obstante, en todas ellas el gobierno ha podido salir adelante. ¿La razón? La capacidad de reacción del Ejecutivo, que no ha quedado paralizado ni perplejo frente a la densidad, mayor o menor cada uno de estos ejemplos.
Adicionalmente, hay otra razón, la oposición aún no se acomoda, por lo pronto, aún espera que un acontecimiento inusitado les permita “hincar el diente” en la presa. Sin embargo, ello refleja una actitud pasiva y carente de agenda, situación que puede y ha podido aprovechar el gobierno, negociando con quienes quieren estar en agenda.
Pero también existe otra explicación, el actual gobierno carece de los rasgos de derecha que la oposición quisiera y trata de encuadrar constantemente. Esto constituye una de las principales sorpresas a las que se enfrenta. Solo un ejemplo, proponer cuotas electorales para candidatos de pueblos originarios.
En este sentido, pareciera que el gobierno termina este segundo ciclo habiendo sorteado muchas de las coyunturas que auguraban su desplome, ese evento que tanto esperan sus críticos, el cual siempre es una posibilidad.