En el verano leí “Fugitiva”, la primera novela de la periodista Carmen Gloria López. Relata la conmovedora y adictiva historia de Camila Valderrama, una niña huérfana de madre y sin padre conocido, criada por sus abuelos. Pero ellos mueren cuando Camila tenía 15 años, quedando completamente sola. Entonces empezó una de serie de aventuras con el único objeto de encontrar a su padre, pensando que así evitaría ser destinada a algún centro del Sename. Porque ese era, por lejos, su mayor miedo.
Me pregunto cuántas Camilas Valderramas habrán en Chile. O peor aún, cuántos niños que ya viven en distintos centros de Arica a Punta Arenas están aterrados de que llegue el día en que cumplen 12 años, edad en que pasan a “centros para mayores”, en los que impera la ley de la selva.
Justamente hace dos años atrás el Sename empezó a ser tema obligado en la agenda pública por la historia de Lisette Villa, la niña de 11 años que murió en un centro de Estación Central. Ello destapó una de las realidades más vergonzosas de nuestro país, dejando en evidencia que contamos con centros totalmente inadecuados y colapsados, con pocos y mal preparados funcionarios, niños maltratados y sobremedicados, una institución desorganizada y una escandalosa falta de recursos. Y el tema ha dado para mucho.
No extraña entonces que hoy día haya gran expectación sobre los cambios que se implementarán en temas de infancia en el segundo gobierno de Piñera. Se ha hablado hasta el cansancio de la urgencia de reestructurar el organismo; que en un mismo lugar no conviva una niña desprotegida e inestable emocionalmente, con pequeños delincuentes que caen una y otra vez. Es bastante lógico. Pero la idea no es nueva y los proyectos duermen en el Congreso hace años… algunos hace décadas.
Esperamos que esta vez las cosas no quedarán en el papel. El domingo recién pasado la primera actividad oficial del Presidente Piñera fue precisamente en un centro de La Pintana, lo que no fue casualidad. Ahí se refirió al Acuerdo Nacional por la Infancia como una de sus primeras prioridades, destacando el nuevo rol que tendrá la Subsecretaría de la Infancia ya creada. En la ceremonia se firmó el primer proyecto de ley de su segundo gobierno, bajo el cual dos nuevos centros reemplazarán al actual organismo. Uno que trabajará con los niños vulnerables (a cargo del Ministerio de Desarrollo Social), y otro con los adolescentes (acargo del Ministerio de Justicia). Y también anunció que se hará una inmediata auditoría al “actual y fallido Sename”. Tiene que ser así. Ya no podemos seguir discutiendo ni buscando culpables. Después de todo, ya sabemos que en Chile el sistema de protección infantil ha fracasado. Definitivamente, deben llegar los “tiempos mejores” para los niños de Chile. No se les puede volver a fallar.
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