Señor Director:
La postergada línea 7 de metro, paralela a la actual línea 1, es, probablemente, el proyecto de infraestructura más urgente para Santiago, ciudad de casi siete millones de habitantes. Y las razones de ello son múltiples y están a la vista.
En primer lugar, los altos niveles de hacinamiento de la línea 1 no solo deterioran la calidad del servicio, sino que además impiden que se aumente la frecuencia de las restantes líneas 2, 4 y 5, que la alimentan. Es decir, ella representa un cuello de botella para mejorar la operación de las demás líneas. La nueva línea 7 mejoraría significativamente la calidad del servicio para los actuales viajeros de la red, además de sumar a nuevos usuarios al sistema por mayor cobertura espacial y mayor frecuencia. También representaría una alternativa frente a interrupciones de servicio de la línea 1 y su elevado impacto.
Por otra parte, más del 70% de los viajes que se realizan en Santiago durante el período punta de la mañana tienen como destino las comunas de Estación Central, Santiago, Providencia y Las Condes, o eje poniente-oriente. Y ello no se va a cambiar ni por un decreto ni por los deseos voluntariosos de algunos. Es una realidad ya consolidada.
A lo anterior hay que agregar que la evasión en el metro es casi inexistente, mientras que en los buses se acerca al 30%. También hay que sumar que el costo para el sistema de transportar a alguien en metro es de $380, mientras que hacerlo en buses es de $720.
Estos antecedentes, y muchos otros, confirman lo conveniente que es para la ciudad iniciar a la brevedad la construcción de la ya anunciada línea 7 de metro, paralela a la línea 1.
Louis de Grange
Facultad de Ingeniería UDP
Rodrigo Troncoso
Facultad de Gobierno UDD
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