Señor Director:
En Chile y en el mundo, el gasto en salud crece más rápido que la economía y todo indica que esta brecha seguirá ampliándose. El envejecimiento poblacional trae consigo un aumento de enfermedades crónicas, y los avances médicos han transformado patologías antes mortales en condiciones de largo plazo. Esto genera una presión creciente sobre el sistema. Se suman los cuellos de botella en procedimientos que retrasan diagnósticos y tratamientos oportunos.
Son problemas cruciales que incrementan los costos y cuya solución no pasa sólo por los médicos. Una estrategia es fortalecer equipos liderados por enfermeras de práctica avanzada, capaces de mantener a los pacientes estables y fuera del hospital, facilitar altas precoces, mejorar su bienestar en el hogar y asegurar continuidad en el cuidado.
La evidencia internacional muestra que, con entrenamiento y apoyo tecnológico, profesionales de la salud no médicos pueden realizar de manera segura procedimientos diagnósticos y terapéuticos, reservando a los médicos los casos complejos. Ello no significa pérdida de calidad, sino una forma de optimizar recursos, ampliar la cobertura y mejorar los tiempos de respuesta.
Ricardo Ronco y Camila Skewes
Centro de Políticas Públicas e Innovación en Salud (CIPS) UDD
