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¿Por qué la Alianza del Pacífico?, columna escrita por la Directora de Carrera Isabel Rodríguez

La Alianza del Pacífico se traduce en una voluntad de colaborar para obtener mayores beneficios en vez de seguir actuando en solitario.

América Latina  en la última década ha iniciado un proceso de construcción de autonomía que en parte, es consecuencia de la toma de distancia de EEUU luego del 11-S. Esta etapa se ha manifestado en la creación de instituciones propiamente latinoamericanas y una crítica resuelta a entidades como la OEA o la Cumbre de las Américas. En este contexto en 2006 se activa un nuevo espacio de cooperación y concertación informal que se llamó Arco del Pacífico. Once países (Chile, Perú, Colombia, México Panamá, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala Honduras y Nicaragua) comienzan a pensar formas de colaboración que refuercen o redireccionen sus estrategias de inserción económica, en este caso con un claro interés en el Pacífico asiático.

El producto es la Alianza del Pacífico con sólo cuatro países, Chile, Perú, Colombia y México (Costa Rica y Panamá como observadores), que han firmado ayer un acuerdo de integración motivados por la coincidencia de intereses en los mercados de Asia, lo que se traduce en una voluntad de colaborar para obtener mayores beneficios en vez de seguir actuando en solitario. Esta Alianza es más que un acuerdo de libre comercio y se propone integrar estas economías con la libre circulación de todos los factores productivos: bienes, servicios, mano de obra y capital. Es, por lo tanto, el nacimiento de un nuevo proyecto de integración, pero con nuevos ingredientes: primero para dos de los países es un gran cambio en su inserción económica internacional, nos referimos a Chile y México, que sólo habían firmado tratados de libre comercio y no habían optado por la membresía en bloques de integración profunda.

Por otro lado, se ha optado por un camino que implica desarrollar instituciones de integración y coordinar políticas económicas haciendo primar los intereses comunes por sobre las diferencias políticas. Además, hay un énfasis en activar o reforzar la interdependencia comercial con Asia y, de paso, apoyarse mutuamente para la producción de manufacturas competitivas en los mercados interno y externo. En definitiva, es un pequeño paso, pero novedoso, por una integración que puede ser parte de una nueva estrategia de desarrollo de países de la región cuyo eje central es el Pacífico asiático.

Columna publicada en el diario Pulso, Santiago.