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Vivir la vejez

La soledad de los ancianos en China es una contradicción a la práctica de la ideología que más ha influido en la formación de la sociedad china; el pensamiento confuciano. En éste se destaca el concepto de xiao 孝, la piedad filial, que consiste en la virtud de amor, protección y respeto a los padres.

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Tan sólo dos yuanes y… ¡a bailar!, no importa de cuál distrito de Shanghai uno sea parte o incluso de qué ciudad, cualquier persona de la tercera edad puede hacer uso de las instalaciones del llamado Centro de Cultura de las Etnias de Changning, Shanghai 长宁民族文化中心, uno de los centros comunitarios que el gobierno establece en los miles de distritos de las ciudades de China, para la recreación del adulto mayor.

            Y es que China comenzó a envejecer antes de desarrollarse, asunto que preocupa al partido, pues se calcula que para el año 2020, habrá 248 millones de ancianos y para 2040, más de 400 millones, lo que equivale el 26% de toda la población. Se estima que, para 2025 serán 64 retirados por 100 personas. Esta última cifra acarrea un grave problema económico; la mano de obra disminuye y por lo tanto, la economía ya no podrá sostenerse con base en la fabricación de productos a bajos costos. Pero este no es el único asunto que debe enfrentar el gobierno chino; el aislamiento o abandono a los ancianos que se observa en las zonas rurales y urbanas del país es otra de las preocupaciones que se ha manifestado de manera notoria y se espera que aumente en los próximos años.

            La soledad de los ancianos en China es una contradicción a la práctica de la ideología que más ha influido en la formación de la sociedad china; el pensamiento confuciano. En éste se destaca el concepto de xiao , la piedad filial,  que consiste en la virtud de amor, protección y respeto a los padres. La piedad filial ha sido el pilar que sostiene a la familia tradicional china y que se mantiene en la Constitución como también en la Ley de matrimonio, en donde marido y mujer prometen cuidar a sus padres. No obstante, cada vez son más los ancianos que no viven con sus hijos y se encuentran en completo abandono. Aunado a lo anterior, la edad de jubilación es de 60 años para los hombres y 55 años para las mujeres, y la pensión de muchos no alcanza a cubrir sus gastos de consumo mensual. El gobierno de Xi Jinping se ha propuesto a extender la edad de jubilación. No obstante, esta medida no tendría mayor relevancia en ancianos de 80 o 90 años de edad, quienes en ciertas ciudades como Shanghai han optado por la recolección de basura para sobrevivir.

La longevidad del pueblo chino ha sido una de las características más destacadas. Los censos del siglo XVIII no se detenían en el porcentaje de la población mayor de 60 años, sino de 70 hacia arriba. Aunque la esperanza de vida durante la primera mitad del siglo XX bajó considerablemente, en la actualidad alcanza los 75 años.

Frente a esta situación, tanto las comunidades vecinales como el gobierno, han optado por la creación de centros comunitarios y comités de barrio que permitan sobrellevar el desamparo, los problemas económicos y las dificultades que se presentan en la vejez. El propósito de los centros es que los ancianos se sientan acompañados, que realicen actividades físicas y recreativas que les permitan mantenerse saludables, creando espacios de convivencia, bienestar y compañía. En 2010 se calculó un número de 500.000 “nichos vacíos” (muchos conformados por personas mayores) en la ciudad de Beijing. De este número, el 60% de los ancianos revelaron sentirse solos.

En el viaje del mes de junio del presente año, programado por la Facultad de Gobierno de la UDD y en coordinación con el programa Vita Mayor de la Municipalidad de Vitacura, visitamos el Centro de Cultura de las Etnias del distrito de Changning, Shanghai. Este centro tiene el objetivo de realizar actividades culturales que permitan la recreación a los ancianos y también fomentar la cultura en la sociedad. El lugar cuenta con dos edificios, en donde se reúne una serie de espacios como salones de eventos, sala de té, salón tradicional de ópera china, galerías de arte, sala de cine, museo de espacios tradicionales chinos y una discoteque. A excepción de este último, todos los espacios son gratuitos y para la discoteque sólo se debe pagar dos yuanes (aproximadamente $200 pesos chilenos), lo que incluye una taza de té.  Las personas chilenas de Vita Mayor que visitaron el centro compartieron e incluso bailaron con los señores y señoras que se encontraban disfrutando de la música. Allí descubrieron la espontaneidad, el sentido de comunidad y la alegría de adultos mayores, que al son de la música bailaban y se ejercitaban.

Esa misma alegría la observaron en otros espacios públicos, como en parques y plazas de la ciudad de Beijing, donde los ancianos se reúnen para disfrutar, conversar, cantar, jugar al ajedrez chino, danzar, realizar taiji y otras tantas actividades que por décadas se han mantenido en la sociedad.

El abrumador crecimiento de la población anciana en China es una de los puntos complejos que el gobierno atiende y deberá tratar en los próximos veinte años. Pero este desafío tiene una gran ventaja; ancianos con sentido comunitario, conscientes de la soledad de la vejez pero despiertos de espíritu. La motivación que ellos transmitieron a los chilenos de Vita Mayor ha quedado como uno de los recuerdos más vivos y esperamos que ese recuerdo se derive a futuros proyectos para la población de la tercera edad en la comuna y en nuestro país.

María Elvira Ríos

Doctor en Estudios de Asia y África, especialización en China
Centro de Estudios de Asia y África del Colegio de México
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