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El desafío que hay por delante – Ovalle Hoy

La victoria de Sebastián Piñera fue de verdad una paliza para el oficialismo, puesto que le “sacó” 9 puntos de diferencia a Alejandro Guillier y si bien es verdad que todas las encuestas de los días previos a la elección le daban una victoria amplia y cómoda a Sebastián Piñera, las cuales no se podían dar a conocer por razones legales, ninguna a excepción de una encuesta realizada por la Universidad del Desarrollo con Eugenio Guzmán a la cabeza, dio en el clavo con los 9 puntos de diferencia que obtuvo Sebastián Piñera.

Como sería la algarabía que había en el comando de Alejandro Guillier a eso de las 17:00 horas del día de la elección, al ver la victoria que estaba teniendo en el extranjero, sacando cuentas alegres más al ver que se había aumentado la participación electoral, votando finalmente 436 mil personas más que en la primera vuelta, que dieron por ejemplo pie a que la Senadora Allende augurara una victoria de Guillier de 2 puntos, la cual poco después se vino abajo cuando se comenzaron a conocer los resultados de las mesas en territorio nacional.

De hecho, como será que por primera vez la derecha ganó en las regiones II, III, IV, VI y VII, que desde 1990 que no obtenía dichos resultados; ejemplo de ello tenemos en la ciudad de Concepción, donde la ventaja de Piñera fue de 13 puntos; en Cañete que obtuvo 59 puntos; en Arauco de 55 puntos; en Tirúa de 58 puntos; también ganó en Lota, en Talcahuano; en la Región Metropolitana en Independencia, en La Cisterna, en Cerrillos; etc. tuvo una victoria amplísima y algo que realmente le duele al oficialismo es que Piñera sacó más votos que Bachelet cuando se enfrentó a Evelyn Mathei y más votos que cuando fue electo la primera vez. Por esto y por otras cifras, fue una verdadera paliza la que sufrió el oficialismo.

Lo que más les atormenta de ésta abrumadora victoria, es que el propio Gobierno en pleno salió a hacer campaña por Guillier y así y todo no obtuvieron la victoria deseada, es más, cómo será que daba la sensación que la Presidenta Bachelet era más bien su jefa de campaña, que el que realmente tenía ese cargo; lo mismo ocurría con la vocera Gobierno, la Ministra Paula Narváez, que parecía más la vocera de Guillier que el propio vocero que tenía.

Ésta derrota además le da un lapidario golpe a la DC que de democracia y de cristiana le queda francamente sólo el nombre porque al haberse unido sólo con el afán de retener el poder con un partido que contradice sus propias bases fundacionales y el espíritu del partido no es mucho lo que se puede esperar ya.

Tras ésta victoria, se puede sentir un nueva energía que esta rondando en todos los chilenos, que inclusive le ha cambiado la cara a Chile en la última semana, he visto tanto en el Hospital, en mi consulta, en la calle, etc. a las personas más optimistas y con fuerzas renovadas, esto a pesar de que aún no ha cambiado nada en absoluto de manera concreta, pero se tiene esa esperanza de que vendrán ahora de manera cierta, tiempos mejores y eso realmente hasta al más pesimista le da ánimos.

El sistema de libre emprendimiento, economía abierta, el Estado que apoye preferentemente a los más necesitados para darles las mayores oportunidades posibles, que vela por que la clase media tenga seguridades para sus riesgos de salud, cesantía y vejez y que se concentra en hacer bien sus labores esenciales como regulación de los mercados, seguridad, justicia, etc., recibió el apoyo de 3.800.000 votantes. Ellos dijeron que quieren más oportunidades para valerse por sí mismos, más empleos, mejores sueldos, más oportunidades para emprender sus propios negocios y que la economía prospere en libertad. Quieren que el Estado les dé oportunidades de las que carecen, especialmente en educación, pero también quieren que se les respete su derecho a aumentar las oportunidades para ellos y los suyos. Quieren un país normal y no uno bajo la permanente amenaza de las retroexcavadoras.

Lo que los chilenos no quieren es que se les pase la retroexcavadora a los cimientos de un sistema que es el mejor camino conocido hasta hoy para crear prosperidad, oportunidades, bienestar y al final del día, mayor felicidad para las personas y mucho menos quieren que ésta destrucción se haga sólo por razones ideológicas que pretenden llevar al país a un modelo totalitario socialista, que en todas las naciones en que se ha implantado sólo ha producido pobreza, tristeza e infelicidad.

Finalmente, Chile se ha pronunciado mayoritariamente por el sistema de la prosperidad, la libertad, el buen sentido, la normalidad, la unidad y en definitiva, de mayor felicidad y ha rechazado las discordancias ideológicas y las retroexcavadoras totalitarias que sólo traen miseria y peleas irreconciliables. Esperemos que éste 2018 no sólo sea un año de esperanzas sino de resultados concretos para las familias chilenas; en donde se recupere el ritmo del progreso económico y social, que se reactive la economía y que se les procure una vida mejor para todos.

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