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Eugenio Guzmán: ¿Profecía autocumplida? – La Segunda

Según la encuesta del Panel Ciudadano-UDD, en mayo, justo después de la inscripción de la candidatura de Carolina Goic, el 40% creía que la postulante DC se retiraría antes de noviembre, 32% que «no sabía» y 28% aventuró que seguiría hasta el final.

Ahora, después de que Goic dijera que «evaluará» su candidatura, parece que quienes pensaban que no llegaría a noviembre podrían acertar.Todo ello, sin embargo, tiene que ver con algo más complejo, que se venía arrastrando desde los inicios de la candidatura.

Por lo pronto, el bajo conocimiento que tenía (no superaba el 50% a finales de diciembre de 2016 en la CEP).Segundo, las diferencias al interior de la DC sobre la candidatura se hicieron evidentes, particularmente en el caso de la oposición de Goic a la repostulación de Ricardo Rincón.

En abril, el tribunal supremo del PDC se negó a expulsar al diputado y en junio rechazó un voto político de la junta nacional, del 29 de abril, que prohibía postular a cargos a militantes implicados en casos de violencia intrafamiliar.

Es decir, dos señales claras opuestas a la candidata.En tercer lugar, fue decisiva la tibieza con que se llevaron a cabo la precampaña y posteriormente la campaña.

Baste recordar las críticas de distintos parlamentarios durante el proceso, tanto hacia la directiva como hacia la propia Goic.

Si bien uno de los detonantes fue la decisión de no participar en la primaria, al parecer nunca se creyó que la candidatura de Goic era real, sino que más bien se la consideraba una táctica de negociación.

Así, fue instalándose la tesis de que los principales perjudicados con la candidatura serían los propios parlamentarios.

El fantasma de la no reelección de los incumbentes se hizo patente, más aún después del rechazo del resto de la Nueva Mayoría (NM) a una lista parlamentaria con dos candidatos presidenciales.

Sobre todo de parte del PS, que habían pagado el costo de bajar a Lagos, Atria e Insulza por razones de pragmatismo electoral.Las dudas de Goic tienen efectos sobre el propio partido y la NM.

De no mediar algún acto de apoyo macizo para evitar su renuncia, quedaría en evidencia que se trataba de un juego político clásico, lejano a la anunciada convicción para fortalecer al partido.

Si se concreta su bajada, lo que viene no parece exento de complicaciones.

Independientemente de cuánto había avanzado el resto de los partidos de la NM en la conformación de listas parlamentarias, se puede presumir que el deseo de ser candidato se había despertado en muchos.

Una posible entrada a la negociación de la DC supondría apagar dichos deseos.

Que nunca haya habido mucha confianza en que en la candidatura de Goic sería definitiva podría, sin embargo, aliviar este problema.

En este caso, la negociación entre bambalinas podría haber anticipado este escenario, y, en tal sentido, se trataría de una profecía autocumplida.

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