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Gonzalo Müller: Peleando con su propia sombra – Teletrece

Sebastián Piñera lleva casi dos años liderando las preferencias de los chilenos para ser el próximo Presidente. Entre medio, ha debido sortear innumerables riesgos y ataques, desde la elección municipal a las denuncias en su contra por distintas situaciones, y la irrupción de múltiples candidatos dispuestos a enfrentarlo, sin que ninguno de estos hechos y eventos haya logrado mermar hasta ahora su apoyo o poner en duda su condición de favorito. ¿Qué explica esta aparente impermeabilidad del candidato opositor a los ataques o críticas?

En medio de un acto en la ciudad de Linares, luego de haber hecho su discurso preparado para la ocasión, Sebastián Piñera oficia improvisadamente de animador y no resiste en su diálogo con los asistentes contar un chiste de tono machista, el que fue grabado y difundido con posterioridad. Esto provocó un error no forzado en su campaña y la posterior petición de disculpas públicas por el mismo candidato a través de Twitter, no sin acusar aprovechamiento político de parte de la Presidenta Bachelet, del gobierno y de sus adversarios.

Hasta voceras femeninas de la campaña del líder de la oposición reaccionaron negativamente ante su mal chiste. Siendo una señal más de la debilidad ante la crítica de toda campaña al verse expuesta ante lo que el sentido común refleja como un error, solo la rápida reacción del propio candidato al pedir disculpas y contraatacar ante el abuso político del hecho les abrió un espacio a sus partidarios para enfrentar la arremetida de la izquierda.

En la candidatura del ex Presidente conviven estas dos situaciones: la aparente invulnerabilidad frente a los ataques políticos, pero la fragilidad ante los errores no forzados como el de este mal chiste, que descolocó a su campaña, la sacó de la lógica de propuestas y anuncios, e hizo temer un daño electoral sobre el electorado femenino que tradicionalmente le ha sido favorable.

Solo el aprovechamiento político del Gobierno -y el extrapolar el chiste hasta el ridículo de vincularlo a un tema tan grave como la violación de mujeres- provocó que este error no prosperara. Las entrevistas de la propia Presidenta Bachelet sobre este error de Piñera, le dieron la oportunidad a este último de reencauzar todo hacia un enfrentamiento con el gobierno de la Nueva Mayoría y sus ministros, lo que es parte de la lógica política que ha favorecido al candidato opositor.

Pero queda abierta la duda de si no es el propio Sebastián Piñera el único capaz de amagar su mejor opción de regresar a la Moneda. La lógica con la que ha planificado su campaña, su rol en los debates e incluso su franja electoral televisada hablan de un liderazgo consolidado y que no corre riesgos. Pero el riesgo aparece cada vez que esta planificación queda superada por lo imprevisible, por un impulso o arranque de ese libreto. Esto siempre lo expone de manera innecesaria a la crítica.

Entendemos que la dinámica política de estas elecciones tiene más que ver con la expresión de malestar y hacia dónde este se dirige. Los electores parecen más activos en encontrar culpables y responsables de los problemas que los aquejan, que de poner atención a las soluciones propuestas. Esta es la razón de porqué el evitar ser puesto en el centro del escenario -aunque sea de manera involuntaria, como esta vez- le hace daño a quien se vea expuesto a esto.

Faltan solo cinco meses para la elección presidencial, una recta final que -primarias mediante- pareciera no tener mucho espacio para sorpresas. La Nueva Mayoría sigue dividida en dos candidaturas y amenazada desde la izquierda por el Frente Amplio. El Gobierno mejora su evaluación ciudadana, pero de manera muy lenta. La preparación y experiencia están siendo cada vez más valoradas por los electores, que buscan seguridad después de años de incertidumbre. Todo parece apuntar hacia un camino despejado para Sebastián Piñera en su rumbo a la Moneda, por lo que se deben minimizar los riesgos, incluidos aquellos que provienen del exceso de confianza o de una licencia del propio candidato. Ya lo saben los boxeadores más experimentados: pelear contra la propia sombra puede ser la más difícil de las peleas.

Ver nota publicada: http://www.t13.cl/blog/columnas5/peleando-su-propia-sombra