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Las razones de forma y fondo que intentan explicar la caída libre de Bachelet – Diario Concepción

Mandataria alcanzó su mínimo histórico en la encuesta Adimark y según, Cadem un 62% manifiesta que hay que cambiar o modificar las reformas que ha impulsado el Ejecutivo.

Las encuestas no han favorecido a la clase política durante los últimos dos años, sobre todo cuando se trata del Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet. Esta semana, al conocerse los resultados de Cadem y Adimark, el escenario no cambió para el Ejecutivo, el que suele salir más afectado en términos de imagen.

La Presidenta nuevamente sale dañada según la opinión ciudadana. Sólo un 22% de aprobación en Adimark, el mínimo histórico en sus dos mandato. Desde que comenzó la caída de la aprobación de Bachelet el Gobierno ha realizado cambios en el equipo de comunicaciones, ha levantado reformas, pero la simpatía hacia la Mandataria no sube.

Los analistas coinciden en que el desprestigio de la clase política es algo que complica cualquier paso que se dé. Por ejemplo, Lesley Briceño, académica de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo, sostiene: «Esto es bastante llamativo, incluso más, es preocupante, porque pareciera ser que la Presidenta sigue bajando y cualquier cosa que ella haga siempre le va a traer consecuencias negativas».

Un ejemplo concreto tuvo lugar en los últimos días, al abordar la Reforma Educacional; un proyecto que tal como comentaron rectores del Cruch, «increíblemente no dejó contento a nadie».

Lo que Briceño saca en limpio del historial de evaluaciones de la Presidenta, es que no se han sacado lecciones positivas, ya que ve que los errores siguen existiendo. Tanto los comunicacionales como los que conciernen a la forma de los proyectos y reformas.

Por su parte, el cientista político, Pedro Díaz, pone en claro que Adimark demuestra algo más profundo que Cadem, donde Bachelet obtuvo un 21% de aprobación. Lo que señala Díaz es que al ser Adimark un análisis mensual y Cadem semanal, se puede entender que los acontecimientos ocurridos en el último mes son gravitantes. «Pasó la renuncia de Burgos, la violencia en las machas estudiantiles…. Lo único que ha generado frutos positivos es la demanda contra Bolivia por el tema del Silala», dice Díaz.

Mientras que el abogado y asesor de Corbiobío, Andrés Cruz, antes de lanzar su opinión, manifiesta que hay un fenómeno que entender antes: «Las encuestas son fotografías de un momento y hemos comprobado que nuestra ciudadanía es sumamente volatil frente a los acontecimientos que ocurren y que son puestos de manera interesada por quienes manejan los medios de comunicación», dice.

De igual forma, Cruz expresa que «la Presidenta se ha visto afectada en su capital político desde el caso Caval, del cual no ha logrado recuperarse en términos de imagen, además ha hecho suyos todos los cuestionamientos hacia el Gobierno por no haber externalizado los proyectos de reformas. Creo que es el momento de cambiar a los asesores».

Ministros y reformas

Bachelet no está sola, sus ministros también son evaluados y en estos no destaca ninguno del comité político de la Mandataria. Lideran Heraldo Muñoz (Relaciones Exteriores), Claudia Pascual (Min. de la Mujer) y Natalia Riffo (Deportes).

Para Lesley Briceño, el hecho de que Muñoz sea el mejor evaluado tiene que ver con los asuntos de la cartera que dirige: «Chile ha intentado desarrollar una política exterior de Estado, uniendo a distintos sectores políticos en una sola línea. Transversalmente, muy pocas veces a los ministros de relaciones exteriores se ven atacados, esto hace que la ciudadanía vea a esta figura como alguien que tiene una postura clara respecto de temas internacionales, la ciudadanía lo valora bastante bien», señala. Además, manifiesta que en los casos de Riffo y Pascual el posicionamiento comunicacional en los medios de las temáticas que representan, y el rol que ellas toman al respecto, es fundamental para sitiarlas en dicho sector.

Sacar pie del acelerador

Las malas evaluaciones no se la llevan solamente personajes, ya que según expresó encuesta Cadem del pasado lunes, un 62% de las personas consultadas manifestaron que las reformas debían ser cambiadas por proyectos nuevos o modificadas para evitar efectos negativos en la economía. Lesley Briceño lo considera sorprendente porque «son reformas que en su momento, durante las elecciones, tuvieron una gran conexión con la ciudadanía, asimismo con el movimiento estudiantil. Esto manifiesta que hay poca comunicación entre el Gobierno y los distintos actores involucrados, además hay una idea de insatisfacción con las reformas».

Andrés Cruz considera que estas reformas son fundamentales para perfeccionar la institucionalidad política, pero que el Ejecutivo no ha sabido llevar los procesos de manera adecuada: «No es un problema del qué, sino del cómo. El hecho de haber excluido a muchos sectores interesados en participar en la elaboración de estas reformas y haberla hecho entre grupos muy reducidos de individuos, genera este inconveniente, cuando la elite opera como elite política se puede producir el efecto contrario al deseado, en que la gente no se siente identificada con el proceso», dice Cruz.

La baja esperanza de la ciudadanía en las reformas, para Pedro Díaz, da cuenta de una molestia ante la falta de transparencia en los procesos, coincidiendo con Cruz. Díaz pone como ejemplo el proceso constituyente, el cual presentó una baja de 20 puntos porcentuales respecto del interés en participar en él, y dice que «por muy transparente que las reformas sean y busquen algo legítimo, el desprestigio de la clase política contamina este proceso».

El cientista político puntualiza: «en la reforma educacional lo que se hizo fue prometer gratuidad universal sin condiciones, pero Bachelet ya lo condicionó. Ocurre que los jóvenes necesitan gratuidad ahora, entonces cuando dicen que se condiciona la gente se siente defraudada. En la reforma laboral se modificó el proyecto porque la misma gente que es parte del Gobierno la quiso modificar, aquí ocurre lo mismo».

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