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¿Por qué creerle a la Presidenta? por Daniel Garcés

Durante la semana el ministro Burgos ya había anunciado con ese ánimo de «pautear» tan típico de él— que el mensaje presidencial del 21 de mayo estaría marcado por la intención de priorizar el crecimiento económico, algo que por estos días es un consenso casi absoluto; y ante lo ineludible del tema, la presidenta parece haber dado la razón a su ministro del Interior.

Si bien es muy probable que para algunos no haya sido suficiente lo dicho por la presidenta en materia económica, el hecho es que el mensaje presidencial in- tentó abordar de manera ecléctica —para ser justos estos discursos siempre son mayormente generales— este tema que ha sido un verdadero dolor de cabeza para el gobierno.

Recordemos que fueron los esquivos «brotes verdes» los que terminaron por sacar al anterior ministro de Hacienda.

Sin embargo, la correlación que no ha querido ver el gobierno es que sus reformas, tal cual se han planteado, reducen la prosperidad económica; no necesariamente por el fondo de lo que se pretende subsanar —el «diagnóstico» incluso podría mantenerse—, sino por la forma como este gobierno eligió abordar cada arista de su programa.

Pero, ¿por qué creerle a la presidenta?, ¿no fue ella misma la que abogó por una alianza público-privada y que en Icare llamó a restablecer la confianza en los mercados? El progresivo deterioro de la economía ha llevado a la mandataria, en más de una ocasión, a demostrar su preocupación por la situación actual; acción que, resulta evidente, no ha revertido el difícil escenario.

Lamentablemente, el gobierno no ha querido reconocer —aunque sí algunos sectores de la Nueva Mayoría— el papel de su programa en este deterioro.

De esta forma, la intención manifestada por la presidenta Bachelet de recuperar el crecimiento económico mediante un nuevo pacto debe inexorablemente llevar consigo una morigeración de su programa, de lo contrario simplemente habremos escuchado un discurso repetido incapaz de producir los resultados que él mismo enuncia.

¿Por qué creerle a la presidenta? La evidencia empírica no nos da muchos argumentos favora- bles para contestar esta pregunta, al menos en el ámbito económico.

El reciente discurso del 21 de mayo entregado por la presidenta es la última opción del gobierno de concretar de forma consistente la intención de levantar la economía del país.

El próximo año el mensaje presidencial solo será un recuento que poco y nada influirá en el desempeño de una economía forjada en constante disputa con las reformas.

Pero si tuviéramos que buscar un motivo para creerle a la presidenta sería porque Chile necesita con urgencia retomar la con- fianza en las instituciones, y en eso la coherencia del Ejecutivo es fundamental.

No hay más argumento, solo una apelación a la necesidad.

Columna publicada en El Sur de Concepción 25/05/2016