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Los desafíos ME-O por Eugenio Guzmám

A estas alturas, nadie quiere hablar de campañas presidenciales. Para el Gobierno, hablar del tema opaca la suerte de sus proyectos aprobados que, gracias a la cobertura dada al caso Penta, pudieron pasar sin sobresaltos y críticas. Para los partidos, el tema los enreda en discusiones que aparentemente se resuelven después de la municipal.

Lo concreto es que los liderazgos no surgen de un día para otro y, muy por el contrario, las trayectorias tienen un peso significativo, que el electorado es capaz de calibrar con anticipación. Asi ocurrió con Frei, Lagos, Lavín, Bachelet, Piñera y Bachelet nuevamente.

En el caso de ME-O, sus posibilidades no son menores. En 2009, cuando nadie prestaba atención a su candidatura, la Encuesta La Segunda-UDD anticipó el peso específico del candidato y la elección del mismo año así lo refrendó. La historia posterior es conocida. Su fuerza en la izquierda es significativa. El impacto de sus candidaturas en 2009 y 2013 se expresa en que desde el nombre «Nueva Mayoría» hasta ciertos contenido programáticos fueron tomados por el conglomerado actual.

Actualmente, en todas las encuestas de los últimos meses, ME-O aparece con un nivel de adhesión significativo. La cuestión es si la Nueva Mayoría cederá espacio al candidato en una primaria o, aprovechando las ventajas del nuevo sistema electoral, se articularán listas paralelas en la presidencial y parlamentaria en una primera vuelta, para luego unir fuerzas.

Más allá de eso, existe una serie de desafíos que el candidato deberá sortear.

Primero, su acercamiento al PS, una vez que quede claro quién será el nuevo presidente y directiva. Estas situaciones, llevadas con muy bajo perfil, no serán zanjadas hasta abril. Es de suponer que EnríquezOminami no es indiferente a quién sea elegido.

Otro factor decisivo es Bachelet.

Hasta ahora la relación parece distante (no ha sido recibido por ella ni sus ministros).

Pero, finalmente, ME-O enfrenta otro escollo: la DC. La incomodidad de dicho partido hacia él no sólo tiene raíces en la disputa del 2009 con Frei, también en los permanentes conflictos de los últimos años, sobre todo las negativas de la DC a que participara en primarias 2013. Pero existe también un hecho simbólico no menor: la nostalgia del PDC de llegar a La Moneda. Después de todo, se trata de 18 años en que ningún abanderado del conglomerado ha resultado triunfador.

Publicada en La Segunda el 2/2/2015