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Analizando la Cumbre Kim- Trump

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El Centro de Estudios de Relaciones Internacionales (CERI) organizó el pasado 13 de junio el conversatorio titulado “¿Qué pasó ayer? Analizando la reunión Kim- Trump” para discutir la histórica reunión llevada a cabo entre el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, y el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Durante la actividad, que contó con la participación de académicos de diferentes universidades, surgieron interesantes posturas que acabaron por contrastar fuertemente las distintas opiniones de los expositores. Por lo anterior es que en este artículo pretendo discutir y analizar con mayor profundidad los razonamientos expuestos en dicho conversatorio.

La expectación era total. Todo el mundo tenía puesto sus ojos en la Isla de Sentosa, en Singapur. La reunión entre Donald Trump y Kim Jong- un era y es, sin lugar a duda, el evento de mayor relevancia internacional en lo que va del año.  Nunca antes en la historia un Presidente de Estados Unidos se había reunido con su homólogo norcoreano, por lo que esta cumbre era un hecho sin precedentes.

La relación EEUU- Corea del Norte, desde la llegada de Trump a la Casa Blanca hasta hace recién unos meses atrás, prácticamente no existía, lo único que se podía encontrar era una guerra dialéctica entre el “Viejo Lunático” y el “Pequeño Hombre Cohete”.  Entonces, lo primero que nos preguntamos es, ¿Por qué ahora? ¿Qué cambió que hizo que ambos líderes deseasen reunirse?

La pregunta anterior puede ser respondida casi en su totalidad por un solo factor, y ese es Donald Trump mismo. Corea del Norte históricamente ha estado dispuesto a una reunión con Estados Unidos. El mismo Kim ya había accedido a reunirse desde hacía un tiempo atrás. Corea del Norte ya había entregado una carta a los diplomáticos surcoreanos para que se la entregasen a Trump invitándolo a una cumbre, y lo mismo se hizo después con Kim Yong- chol; y fue el presidente norteamericano el que accedió y dio el vamos a la cumbre. Recordemos que también fue Trump el que canceló la reunión un par de días antes de la fecha, pero fue él nuevamente el que dio el paso atrás. Todo siempre dependió del país norteamericano.

Pero ¿por qué Corea del Norte quiso la reunión ahora? ¿son sinceras las intenciones del régimen norcoreano? La explicación a las pretensiones norcoreanas yace en una de las siguientes hipótesis: La primera consiste en creer que efectivamente el régimen norcoreano cambió, es decir, que está dispuesto a desnuclearizarse, abrirse y dejar las amenazas para insertarse en el escenario internacional; lo que resulta muy improbable si analizamos la situación con perspectiva histórica. La segunda postura hace referencia a que Corea del Norte fue forzada a cambiar pues se habría visto sofocada ante el peso de las estrictas sanciones económicas impuestas al régimen, incluso desde China. En cambio, la tercera postura, alude a que Norcorea no ha cambiado, sino que más bien, está haciendo lo que ha hecho históricamente: buscar aliviar las sanciones en su contra, sacarse presión de encima, comprometerse a detener su programa nuclear y desnuclearizarse, y luego, romper con lo anterior.

Entonces, concretamente, ¿de qué sirvió la reunión? ¿en qué se avanzó? ¿Cuál de las tres posturas debiésemos tomar? Si analizamos el documento emitido tras la cumbre y firmado por ambos mandatarios, vemos que hay cuatro puntos principales: Primero, ambas naciones acuerdan establecer una nueva relación entre ambos, con el fin de alcanzar el deseo de prosperidad y paz anhelado por los pueblos de ambos países. Segundo, Estados Unidos y la República Popular Democrática de Corea unirán fuerzas para construir un régimen de paz duradero y estable en la península. Tercero, Corea del Norte se compromete a trabajar hacia la completa desnuclearización de la península coreana; y cuarto, se comprometen ambos países a recuperar restos de desaparecidos en la guerra de Corea.

Todo muy simbólico. Nada concreto todavía. Lo único efectivo es que Estados Unidos se comprometió, por fuera del documento firmado, a detener los ejercicios militares que realizaba en conjunto con las fuerzas armadas surcoreanas, hecho que ha preocupado sobre todo a Japón; y que también le ha costado muchas críticas a Trump, pues se le acusa de haber cedido mucho a un régimen que no ha hecho lo mismo.

Vemos entonces que nada impide, por ahora, que la amenaza siga ahí. El armamento nuclear sigue vigente, no empieza la desnuclearización todavía. Pero sí podría ser un primer paso adelante importante. Llevamos más de 60 años de conflicto, y por algún lugar y momento, se tiene que empezar a buscar la paz.

La declaración conjunta tiene buenas intenciones, pero no tiene, por ahora, mucho más que eso. El tiempo nos dirá qué postura estaba en lo correcto. Hoy no nos queda más que remitirnos a lo que conocemos: la historia y los hechos.

Podemos tener, al igual que la mayoría de los surcoreanos, esperanzas de que esta reunión se traduzca en un punto de partida hacia la paz y una reunificación en la península. Pero, si analizamos rápidamente el actuar histórico norcoreano, lo más probable es que esta reunión no llegue a buen puerto y el régimen Kim se mantenga intacto, junto a sus amenazas. Si hacemos un análisis con perspectiva histórica, vemos que el régimen de los Kim siempre ha engañado a sus contrapartes:

En 1985 Corea del Norte se unía al Tratado de No Proliferación Nuclear (NPT), solo para no cumplir con las exigencias, romperlo y abandonarlo en el año 2003. En 1994 Norcorea firmaba con Estados Unidos el Acuerdo- Marco, en que se comprometía a abandonar su programa nuclear a cambio del levantamiento de sanciones económicas y de ayuda internacional; pero en 2002 el régimen de Kim Jong-il no cumpliría con su parte y rompería el Acuerdo firmado 8 años antes.

Lo mismo ocurriría desde el 2003 hasta el año 2007, donde se llevarían a cabo las llamadas “Conversaciones a Seis Bandas” o el “Diálogo de los Seis”; instancias de reuniones entre Estados Unidos, Corea del Sur, Corea del Norte, Rusia, China y Japón, para discutir la situación nuclear de los norcoreanos. Nuevamente, el régimen del norte se comprometería a cambios, pero no cumpliría con nada.

Por esto es que somos escépticos. De hecho, el 27 de junio recién pasado, y apenas 15 días después de la cumbre, surgían rumores tras imágenes satelitales captadas sobre Corea del Norte, de que el régimen de Kim Jong-un se encontraría introduciendo mejoras a la planta nuclear de Yongbyon. Por eso consideramos que lo que está sucediendo ya se ha vivido, de cierto modo, en otras ocasiones. Por lo que no hay motivo para creer que pueda suceder lo contrario hoy en día. Sólo el tiempo dirá si estamos siendo testigos del inicio de una paz duradera en la península coreana, pero por ahora, nada es seguro.

Andrés Muñoz

Ayudante y Coordinador CERI.
Facultad de Gobierno, Universidad del Desarrollo.