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APEC, Latinoamérica y Corrupción

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En el año 2019 Chile será anfitrión, por segunda vez en su historia, del Foro de Cooperación Económica de Asia Pacífico o APEC.  Este foro, de naturaleza no vinculante y que fue creado durante el año 1989, tiene como principal misión incentivar el crecimiento económico y la liberalización del comercio y mercados en los países integrantes, adoptando así los Objetivos de Bogor; junto con también establecer la cooperación de sus miembros en áreas de desarrollo técnico y económico.

Albergar este foro, al que ingresamos en el año 1994, representa para Chile una excelente oportunidad para ubicarse en el centro de la discusión internacional por medio del establecimiento de una agenda atractiva que pueda marcar tendencia en los demás países APEC y discutir los temas que nuestro país desea. Lo anterior es, sin duda, un gran desafío, no sólo para Chile, sino que para todos los países que han sido anfitriones.

Por esto, resultaba interesante saber si Chile y los demás países latinoamericanos (México y Perú), que han acogido el foro de la APEC en su propio país, habían podido establecer una agenda que marque la discusión.

Con este propósito y tomando como fuente la declaración de los líderes APEC de cada año, analizamos las agendas y nos dimos cuenta de una tendencia muy interesante: En las últimas tres versiones del foro APEC realizadas en Latinoamérica (Santiago 2004 y Lima 2008 y 2016) podemos ver que existen elementos y principios en común entre todas estas versiones, pero hay un tema que se repite constantemente en las distintas declaraciones y se discute con gran profundidad:  la anticorrupción.

La anticorrupción es un tema que ha sido relevante para Latinoamérica en la discusión del foro en sus distintas versiones. En Santiago 2004, los líderes acogían el llamado “Compromiso de Santiago para Combatir la Corrupción y Garantizar la Transparencia” (Santiago Commitment to Fight Corruption and Ensure Transparency), en la que se afirmaba que “La corrupción es un complejo problema económico, político y social con repercusiones destructivas en todos los ámbitos de nuestras sociedades. La corrupción amenaza la democracia y el crecimiento económico, la integridad de nuestras instituciones y nuestros valores sociales”; creándose también a raíz de este compromiso el Anti- Corruption Experts’ Task Force de APEC.

Cuatro años más tarde, en el foro de APEC organizado por Perú en 2008, se alzaba como uno de los puntos principales en la declaración de los líderes el apartado de “Lucha contra la Corrupción en la Región” (Combating Corruption in the Region), en la que se reconocía que la condena o criminalización de la corrupción podría facilitar una mayor y mejor cooperación regional; al mismo tiempo que se aseguraba que este mal, que afecta tanto al sector público como al privado, era una grave amenaza para el desarrollo social y económico de la región.

Tendrían que pasar ocho años para que el foro vuelva a Latinoamérica. Perú era nuevamente el indicado, y se confirmaba la tendencia. En la Declaración de Líderes del 2016, se acogía la “Declaración de Lima sobre la lucha contra la Corrupción” (Lima ACT Statement on Fighting Corruption).  Dentro de la cual se destacan principalmente la lucha contra el soborno de funcionarios públicos tanto nacionales como extranjeros; como también la lucha contra la corrupción en el propósito de mejorar la seguridad de las personas; es decir, combatir contra la minería, pesca y tala ilegal, junto también con la esclavitud y tráfico de personas.

¿Qué significa todo esto? Sin duda, hay una cierta inclinación de Latinoamérica por tratar el tema de la corrupción; aunque es necesario mencionar que no es una preocupación exclusiva de esta región, ya que la mayoría de los países del foro también lo hacen, aunque muchas veces no con la misma intensidad que lo hace América Latina.

En este sentido es fundamental destacar el caso de China, ya que su situación resulta relevante para nuestra investigación. Durante el año 2014, en el que fueron anfitriones de APEC, el país asiático se encontraba inmerso en un duro proceso de lucha interna contra la corrupción que afectaba al interior del partido comunista; lo que llevó a China a utilizar APEC para promover la “Beijing Declaration on Fighting Corruption”, y combatir así la corrupción.

Lo mismo podría suceder en nuestro país. Además de que lo anterior podría también contribuir a mejorar los vínculos entre China y Chile en función de una agenda común de anticorrupción.

Teniendo en cuenta lo anterior, ¿Qué podemos esperar de APEC Chile 2019 respecto a este tema? ¿Se discutirá nuevamente la corrupción? ¿Se mantendrá la tendencia dada en Latinoamérica? Si analizamos los resultados de los informes de la ONG “Transparency International” sobre el Índice de Percepción de Corrupción (CPI que se mide en una escala de 0 a 100, donde 100 es considerado ausencia de corrupción), notamos que ésta ha aumentado de manera significativa desde el año 2004 para nuestro país y sobre todo en los últimos años, por lo que seríamos, quizás, proclives a tratar el tema nuevamente.

Chile pasó de ocupar el primer lugar en Latinoamérica (y 20 global) en 2004, con el índice de percepción de la Corrupción más bajo en la región (74 CPI); a ocupar en 2016 el lugar 24 global, siendo superado por Uruguay en Latinoamérica y con un CPI de 66.[1]

Y a pesar de que nuestro país ha ido claramente avanzando en temas de anticorrupción, como por ejemplo con la nueva ley de financiamiento de campañas políticas, todavía falta mucho por hacer. Por lo que, considerando estos datos anteriormente mencionados y los casos de corrupción y colusiones de los últimos tiempos, que han llegado incluso a salpicar a la presidenta Bachelet, tenemos motivos para creer que la anticorrupción y su combate ocuparán un rol predominante en la agenda a proponer por Chile en el foro del año 2019.

Andrés Muñoz

Ayudante y Coordinador CERI.
Facultad de Gobierno, Universidad del Desarrollo.