La región del Asia Pacífico es desde hace 20 años la región más dinámica del mundo, y seguramente lo será por lo menos durante los próximos 50 años. No en vano, Australia generó y publicó el año 2013 un White Paper de política exterior titulado “Australia’s Role in the Asian Century”. Este siglo asiático tendrá su epicentro en China, país del cual nosotros dependemos comercialmente, siendo nuestro principal socio comercial, recibiendo de manera regular aproximadamente un 25% de nuestras exportaciones. Fuera de Asia, Chile es el país más dependiente (y por lo tanto vulnerable) a la realidad China en términos comerciales, lo cual puede ser visto como una oportunidad enorme de crecimiento y proyección, o como una potencial amenaza en función de la dependencia.
Por lo anterior, para Chile, entender a China se convierte en una necesidad y no sólo un lujo. Si el eje de nuestra vinculación con China es el comercio, con mayor razón debemos poner atención a su actuar comercial a nivel global. Y es evidente que, comercialmente, China ha demostrado no tener empacho a la hora de utilizar la enormidad de su mercado de consumo para fomentar su agenda política/estratégica implementando medidas de retaliación comercial cuando el momento lo requiere. Esta retaliación la sufrió Japón cuando sus importaciones de rare earth fueron cortadas en el año 2010, en vinculación con el conflicto por las islas Senkak/Diaoyu que mantienen ambos países. Los rare earth son un conjunto de minerales vitales para la producción de varios electrónicos y turbinas, pero que son producidos de manera casi exclusiva por China. La OMC resolvió el tema a favor de Japón el año 2014, pero es evidente que China sabía perfectamente donde podría hacer daño a Japón, usando medidas comerciales, para obtener un beneficio político estratégico.
Filipinas vivió un escenario similar, pero en este caso afectándose sus exportaciones de bananas, que tienen a China como destino principal (30% del total de exportaciones). Frente a las disputas marítimas que enfrentan a China y Filipinas en el Mar del Sur de China, China optó por tomar medidas que limitasen el comercio agrícola entre ambos países, alegando la existencia de pestes en las bananas provenientes de este país. La situación dañó seriamente a los productores Filipinos, confrontados con la necesidad de buscar terceros mercados para un producto cuya vida útil es muy corta al tratarse de fruta fresca.
Taiwán también vio afectada su industria turística. Al recuperar el DPP la presidencia de Taiwán el año 2016, de la mano de Tsai Ing-Wen, los flujos migratorios desde China hacia Taiwán se vieron mermados de manera drástica, cayendo más de un 50% durante su primer año de mandato. China es el principal emisor de turistas con destino Taiwán, teniendo un impacto directo en la economía taiwanesa, fundamentalmente en su industria turística. Tsai representa a las fuerzas “autonomistas” de Taiwán, teniendo un ideario claro que derive en dos países (China y Taiwán) en el largo plazo. De esta manera, China busca enviar un mensaje potente a las fuerzas independentistas taiwanesas, con respecto a su capacidad y disponibilidad para ahogar su economía en caso de que decidan avanzar hacia la independencia de Taiwán.
Corea del Sur ha sido la última víctima de estas retaliaciones comerciales China orientadas a objetivos políticos o estratégicos. EEUU y Corea del Sur decidieron instalar de manera conjunta un sistema de intercepción de misiles balísticos (THAAD) frente a la amenaza nuclear de Corea del Norte. China alega que este sistema de intercepción de misiles altera el balance estratégico regional, dado que los sensores y radares utilizados por el THAAD serán usados para espiar los avances militares de China. El THAAD se instaló en un territorio cedido por el conglomerado surcoreano Lotte, el cual ha visto una enorme cantidad de retaliaciones oficiales en sus operaciones en China, que van desde inspecciones sorpresa, cierre de locales, y el día 22 de agosto del presente año la confiscación de maquinaria que supuestamente tendría condiciones deficientes para operar. Al igual que en el caso de Taiwán, China también ha restringido o re-dirigido sus flujos turísticos hacia terceros destinos, afectando la industria turística surcoreana.
Mirando desde la perspectiva chilena, debemos considerar el actual nivel de exposición que tenemos frente al mercado chino, y la vulnerabilidad política estratégica que esto conlleva; si China está dispuesto a utilizar medidas de retaliación comercial con países con los cuales tiene una interdependencia mucho mayor, ¿Por qué no lo haría con países más pequeños, como Chile, si estos no están alineados con sus objetivos estratégicos? China no va a dejar de comprar cobre, pero si se opta por una política de estado contraria a los intereses estratégicos de China ¿Podríamos enfrentarnos a un escenario en el que nuestras cerezas sean vetadas del mercado? Si es así, nuestra vulnerabilidad sería enorme, porque las cerezas chilenas se producen mayoritariamente para el mercado Chino, y lo mismo ocurre con una larga serie de bienes.
Profesor Investigador, CERI.
Facultad de Gobierno, Universidad del Desarrollo.