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La inspección de Choquehuanca y el problema de Bolivia

Intentando comprender la actual maniobra estratégica y comunicacional de Bolivia hay que dejarse iluminar por el objetivo declarado desde el Tratado de 1904, de no renunciar al mar, eso significa mantener viva la aspiración a través del tratamiento del tema en la educación desde la básica a la universitaria, el mantenimiento de una Armada, la creación de un himno del mar, una Dirección (dentro del gobierno), para la reivindicación marítima y un amplio despliegue de la cancillería boliviana desde páginas web y pestañas especiales dedicadas al mar en su página oficial…

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Introducción

No es antojadizo el título del artículo; hubo efectivamente una inspección del Canciller Choquehuanca a las facilidades que da Chile a Bolivia y también existe un problema de Bolivia que se le asigna al presidente Evo Morales. Sin embargo, esta realidad y la línea argumental de Morales Ayma no tienen mayor originalidad que el haber incorporado en el artículo 267 de la nueva constitución  de la nueva república plurinacional, el derecho irrenunciable e imprescriptible sobre el territorio que le dé acceso al océano Pacífico y su espacio marítimo y, como segundo acápite del mismo, la solución al diferendo marítimo a través de medios pacíficos y el ejercicio pleno de la soberanía sobre dicho territorio “constituyen objetivos permanentes e irrenunciables del Estado boliviano”.

En efecto, en una publicación boliviana de 1929, don Luis Espinoza y Saravia plantea que

el derecho de Bolivia de salir al mar no prescribe ni prescribirá jamás por tratarse de una cuestión de vida o muerte para la nación, no hay ni habrá boliviano alguno que no considere su sagrado deber la defensa de esta causa golpeando para el efecto todas las puertas donde se hable o se pueda hablar de derecho y de justicia.

y para confirmar sus dichos, detalla una intervención del Presidente Montes en Chile, en 1913,  durante su camino a recibirse por segunda vez del cargo de Presidente de la República en que luego de un análisis de la situación americana señala

la necesidad que esta república (Bolivia), siente de tener acceso al Pacífico y en la conveniencia que habría para propiciar la solución del conflicto chileno-peruano para la armonía de los tres países más poderosos del Pacífico en dar a Bolivia el dominio del puerto de Arica.

El senador Eliodoro Yáñez le contestó en un interesante discurso que en su parte pertinente le plantea que de acuerdo a las posibilidades del cargo que va a asumir, sensibilice a la opinión pública boliviana respecto a la posibilidad de compensaciones que llevaran  a Chile a sacrificar parte de su territorio.

Esta revisión de datos históricos nos sitúa exactamente hoy y después de ciento trece años de estos eventos, en el mismo punto político del relato; la diferencia está en que el derecho internacional ha avanzado, ha impuesto normas, hay nuevas herramientas, ha cambiado el Poder y curiosamente, la contundencia de las respuestas a Bolivia de Ríos Gallardo o el mismo Eliodoro Yáñez que remecían las argumentaciones bolivianas hablando desde el peso del triunfo en la guerra o del mismo Poder de Chile que se ha debilitado. Este punto es el que es necesario examinar para comprender el discurso de Morales Ayma y la impertinente visita de Choquehuanca.

Desarrollo

Cada cierto tiempo las declaraciones de Morales Ayma ocupan las portadas y al comienzo generaban adeptos, por razones ideológicas, posteriormente nos  incomodaban por lo insolentes y luego nos empezaron a  molestar por la insistencia en un discurso de víctima que hemos entendido que dejó de ser real.

No hay víctimas en Bolivia: veamos

Las causas de la Guerra son ampliamente conocidas y tienen relación con las ambiciones del Mariscal Santa Cruz, el pacto secreto con Perú y el alza unilateral y fuera del Tratado de los impuestos al salitre. El camino de la guerra también es conocido, Bolivia abandonó a su aliado luego de la Batalla de Tacna el 26 de mayo de 1880; cuatro años después se firma el Pacto de Tregua y veinticuatro años más tarde se firma el Tratado de Paz y Amistad cuyo detalle es ampliamente conocido, sin embargo, hay una parte del Tratado que es la que genera –hoy- las mayores controversias:

Art. 6 La República de Chile reconoce a favor de la de Bolivia y a perpetuidad, el más amplio y libre derecho de tránsito comercial por su territorio y puertos del pacífico…

            Intentando comprender la actual maniobra estratégica y comunicacional de Bolivia hay que dejarse iluminar por el objetivo declarado desde el Tratado de 1904, de no renunciar al mar, eso significa mantener viva la aspiración a través del tratamiento del tema en la educación desde la básica a la universitaria, el mantenimiento de una Armada, la creación de un himno del mar,  una Dirección (dentro del gobierno), para la reivindicación marítima y un amplio despliegue de la  cancillería  boliviana desde páginas web y pestañas especiales dedicadas al mar en su página oficial, hasta equipos de especialistas destinados a estudiar el detalle de las relaciones bilaterales y desavenencias históricas para generar casos jurídicos que permitan mantener tensionadas las relaciones bilaterales y desde ahí surgen los casos del Silala, el Lauca, o las aspiraciones de negociar una salida soberana que está depositada en la Corte Internacional de Justicia de La Haya; cada una de ellas con aspectos nuevos, creativos, bordeando las posibilidades del derecho internacional y acompañados de una gran campaña comunicacional planteada desde la posición de víctima.

En este plano se enmarca la visita de Choquehuanca, quien anunció su visita a Chile a inspeccionar el cumplimiento de los aspectos que consigna el Tratado de 1904 y se encargó que la dirección de comunicaciones  lo hiciera conocido por las autoridades chilenas a través de la prensa. Desde ese momento comienza la generación de la  crisis ya que no considera una visita oficial sino que su ingreso sería como turista, -convengamos que un turista no tiene la potestad para inspeccionar instalaciones chilenas-; se hace acompañar por una delegación de cincuenta personas y desde el punto de ingreso en la frontera comenzó a desarrollar el libreto de la crisis que consideraba el reclamo por todas y cada una de las acciones desarrolladas –como turista– dentro del territorio nacional.

El punto culmine de esta gira mediática estuvo en su intento de ingresar sin aviso previo a instalaciones privadas como son los puertos, y culpar de ello a las autoridades políticas, lo que genera un punto de apoyo a la campaña comunicacional interna en Bolivia y contribuye a su rol de víctima de un país abusivo que dio un trato degradante al canciller boliviano. A esta altura de la crisis y de la campaña nadie recuerda que llegó como simple turista.

El discurso y el juego de Choquehuanca y de Morales Ayma al final de la gira son perfectamente coherentes. El artículo 6 del Tratado, ya descrito, consigna el libre tránsito y el manejo de esta frase en las comunicaciones bolivianas tiende a confundirlo con el tránsito gratis por el territorio nacional; tiende a enredar el libre tránsito con el no cumplimiento de las normas que se ha impuesto Chile respecto al cuidado del medioambiente, el resguardo fitosanitario o el control de drogas y,  el discurso del gobierno de Bolivia contribuye a generar esta sensación de abuso con el débil dentro de Bolivia, provocando un alineamiento detrás de estos “líderes” que resguardan los derechos y el honor de Bolivia frente a Chile. El manejo de la crisis creada a partir de la visita ha entregado nuevos antecedentes al record de “abusos” de Chile contra Bolivia.

El espacio disponible no me permite detallar la maniobra estratégica de Bolivia, pero he querido demostrar que no es casual el comportamiento ni es aleatorio lo que hacen; en definitiva, Bolivia no se desplaza en los pasillos del derecho internacional, lo hace en el plano de las emociones y explota internacionalmente esa idea, lo que se refuerza  con la vestimenta, imagen y discurso de Morales Ayma.

La crisis desde la perspectiva de Chile se maneja en el derecho internacional, que de acuerdo a la experiencia del país en arbitrajes y dictámenes de La Haya, no tiene normas establecidas debido a que los casos son demasiado particulares, por lo tanto, nuestras bases de sustentación son perfectamente lícitas de acuerdo a la sociedad internacional, sin embargo, esta disputa que está enmarcada en el derecho internacional por existir un Tratado vigente, ha movido los márgenes para situarlo en un escenario diferente, en las emociones y la justicia de lo solicitado, y eso no está considerado en el derecho internacional.

Conclusiones

El enfrentamiento de estas dos perspectivas es difícil debido a que transitan espacios distintos. Los dos contendientes tienen posiciones de Poder diferentes, sin embargo Bolivia asumió el rol de más débil y Chile no ha asumido el rol de Poder que tiene y se ha subordinado a la maniobra de crisis del más débil. La prueba de ello está en que la única vez que el canciller chileno asumió una iniciativa y demandó una respuesta de la Corte respecto del Silala, descolocó al gobierno boliviano.

La maniobra estratégica de crisis y comunicacional de Bolivia mantiene ocupado al Estado de Chile en una cuestión que está definida por Tratados, lo que confirma que el caso no transita por los pasillos del derecho y esa realidad debería hacer que Chile asumiera el control del manejo de la crisis y sumara a su posición de derecho, el control comunicacional y estratégico de la crisis. Eso significa escalar la crisis hasta que Morales Ayma no pueda actuar sin el riesgo de un conflicto.

Es necesario asumir que la visita de Choquehuanca ha sido una de muchas otras provocaciones que buscan mover la línea de control de crisis del Estado de Chile. La misma victimización habría ocurrido si no se abren los puertos y se les declara personas non gratas. Lo que hacen es medir la dureza de las reacciones y la voluntad de ejercer el Poder.

Lo anterior nos permite entender que Bolivia no es una víctima, ha asumido el rol de víctima para enfrentar a un Estado poderoso de quién ya sabe no se atreverá a usar su poder; la única forma de cambiar el destino de la crisis es asumir el control.

Jorge Sanz Jofré

Docente Facultad de Gobierno, Universidad del Desarrollo.
Doctor en Desarrollo Local y Territorio, Universidad Jaume I de Castellón de la Plana, España.
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