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El referendum en Bolivia

Es probable que la sensación de éxito haya traspasado las barreras de una megalomanía (sólo como hipótesis y sin que corresponda a un juicio de valor), y no se percató que uno de sus pilares basales se estaba destruyendo. Su “agenda patriótica” comenzó a ser selectiva y los recursos económicos tenían como destino aquellos espacios identificados con el MAS, con el Chapare o con otros que eran parte del “feudo político” del Mandatario…

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Ya ha caído el telón del referéndum en Bolivia que tenía como objetivo  modificar el art. 168 de la constitución del Estado Plurinacional promulgada por Evo Morales el año 2009. Los resultados dan como ganador a la opción NO que significa la imposibilidad, por ahora, que Evo Morales repostule a una “segunda reelección” el año 2019, al no permitírsele modificar “su” propia constitución política y  mantenerse en el poder hasta el año 2025 lo que le otorgaría diecinueve años en el gobierno.

Si hace un año hubiesen hecho esta pregunta, con toda seguridad Evo Morales habría arrasado con la votación favorable; dos de los tres pilares en que está sustentado su gobierno estaban en el punto más alto de aprobación: 1) La economía crecía más que nadie en América Latina y Bolivia dejaba de ser el país pobre y sin presencia internacional con que se le  motejaba permanentemente; nunca antes un gobierno boliviano dispuso de tantos recursos económicos  y,  2) la crisis con Chile mostraba un primer resultado favorable en la Corte de La Haya que le daba fuerzas para posicionar su causa internacionalmente y obtener un gran rédito interno. Por lo tanto, más allá del populismo autoritario llevado adelante por Evo Morales y que genera algún ruido en la sociedad boliviana, sus propuestas avanzaban con éxito. La campaña desarrollada personalmente por el mandatario, lo llevó a reunirse con líderes políticos de Europa y Asia, poniendo a Bolivia en la primera plana de los diarios en Europa y América; la posición boliviana en la disputa con Chile empezaba a generar simpatías en el mundo “progresista”; hasta el Papa Francisco que visita Bolivia parece apoyar la causa marítima y en el plano interno, como tantas otras veces, la disputa con Chile eleva la aprobación en las encuestas.

El tercer pilar en que se apoya el gobierno de Evo Morales es la “agenda patriótica”, un plan de desarrollo social de 13 puntos y proyectado al 2025, que se instala  como el instrumento de su estilo de gobierno  populista  entregándole la facultad, a través de la disposición de recursos y la distribución  de estos, para ir conformando las redes burocráticas que capturan al Estado a través del Movimiento al Socialismo (MAS) y  de una plataforma electoral,  de base indígena e ideológica,  que le ha permitido mantenerse en el poder a través de elecciones periódicas que conforme a la creencia popular, es el requisito para obtener  el carácter de democrático de un gobierno.

Los tres pilares de sustento del gobierno de Evo Morales parecían avanzar de manera perfecta,  lo que sumado a la fragmentación geográfica y social de Bolivia, impedían a la oposición reorganizarse adecuadamente y presentarse como una alternativa al proceso político de Bolivia.

El Inicio de la caída.

Durante un tiempo, en América Latina afloraron gobernantes que tenían algunos aspectos comunes como por ejemplo, una visión “nueva izquierdista” de la política con una cerrada oposición al “modelo neoliberal”,  un carácter refundacional de sus sociedades, un marcado eje populista y una muy marcada ideología producto de una amistad política y posteriormente personal, con Fidel Castro. Durante un tiempo le dieron una organización particular a América creando UNASUR, se enfrentaron a Estados Unidos a través del discurso agresivo y la formación de ALBA y posteriormente manejaron,  de acuerdo a sus conveniencias, a una gran parte de América Latina ofreciendo algunos resultados que se observaban positivos en los números pero que asomaban una carga de disgusto social.

En lo que respecta a Bolivia, Evo Morales trabó gran amistad con los líderes populistas americanos como Chávez, Correa, Ortega, Kirchner y otros, teniendo grandes éxitos generados por la estabilidad política, la recuperación económica a partir de los hidrocarburos y principalmente la disputa levantada en contra de Chile, con una memoria selectiva que distorsionó la historia y le permitió a Evo Morales victimizarse frente al mundo; sin embargo, en lo interno, estos mismos éxitos comenzaron a mostrar un Evo autoritario y lejano a las necesidades reales del pueblo y sostenido por el control que ejerce el MAS en las bases políticas.

Es probable que la sensación de éxito haya traspasado las barreras de una megalomanía (sólo como hipótesis y sin que corresponda a un juicio de valor),  y no se percató que uno de sus pilares basales se estaba destruyendo. Su “agenda patriótica” comenzó a ser selectiva y los recursos económicos tenían como destino aquellos espacios identificados con el MAS, con el Chapare o con otros que eran parte del “feudo político” del Mandatario; el mejor ejemplo de ello se encuentra en  los recursos del Fondo Indígena donde aparentemente hay varios millones de dólares perdidos que no se pueden justificar. Este es entonces, – la corrupción – un primer factor  que comienzan a horadar las capacidades electorales de Evo Morales.

Un segundo factor  es la intención de perpetuarse en el poder. La ciudadanía lo acompañó en la reforma constitucional y apoyó a la dupla Morales – García Linera  a una repostulación de acuerdo al art. 168 de la Constitución pero, una nueva reforma constitucional que tenía nombre y apellido y buscaba la eternización en el cargo no le pareció bien a sus partidarios y el resultado sea por muchos o por pocos votos, ya ha generado  una pérdida respecto del 74% de aprobación que tuvo cuando empezó el proceso del referéndum y La Haya le dio la razón a la pertinencia de su reclamación.

El tercer factor  que afectó a las posibilidades de Evo Morales es la percepción que los valores indígenas,  la probidad  y austeridad del Presidente se habían terminado. Aparece el caso de Gabriela Zapata que como lobista de empresas Chinas gana para sus representados  contratos por quinientos millones de dólares, lo que se muestra como un tráfico de influencias y deja al Presidente como permeable a actos moralmente reprochables, sumando a esto que  el patrimonio de Evo Morales es cuatro veces mayor que cuando llegó al poder en 2006 (http://www.infobae.com/, miércoles 24 de diciembre 2014).

Como se observa, hay varios factores que influyeron en el resultado del referéndum y todos se pueden archivar en la misma carpeta: no saber leer las necesidades de las personas, no saber medir  sus posibilidades reales, no saber leer el comportamiento de la base electoral, no saber escuchar a quienes hay que escuchar, inmovilizarse en el éxito, no administrar y resguardar adecuadamente los recursos fiscales y podríamos detallar muchos otros en los que empieza a jugar la corrupción, pero todo vara tiene dos puntas, por una parte la inexistencia de una oposición y una adecuada capacidad de control político y, por otra parte, esta inactividad opositora  permitió que el  MAS y Evo en particular, se excedieran en sus atribuciones abusando del sistema, conformándose un mesianismo que no permite ver la realidad; es por eso mi hipótesis de la megalomanía política. Una segunda conclusión y muy conectada con lo anterior, este resultado no es producto de una oposición organizada, es producto del agotamiento de la sociedad civil por los abusos y la pérdida de atribuciones morales del líder.

Jorge Sanz Jofré

Docente Facultad de Gobierno, Universidad del Desarrollo.
Doctor en desarrollo Local y Territorio, Universidad Jaume I de Castellón de la Plana, España
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